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No paz y déficit fiscal como riesgos país

José Manuel Restrepo
28 de febrero de 2016 - 03:43 a. m.

Es conveniente leer y releer varias veces el informe de Standard & Poors para la economía colombiana, pues en él se resumen los aciertos, desaciertos y preocupaciones sobre lo que viene por delante para el país.

Se trata además del primero de otros informes de calificadores de riesgos como Fitch y Moodys, que se convierten en actores claves de cara a mayores o menores niveles de inversión extranjera, así como para facilitar o complicar el endeudamiento externo del país. No darles la importancia que se merecen dichos informes puede llevarnos a un deterioro futuro de la economía de proporciones importantes.

Del informe más reciente de Standard & Poors, destaco el reconocimiento explícito a los avances que ha tenido Colombia en su manejo macroeconómico. Con ello, contrarresta esa visión extremadamente apocalíptica que hace carrera en el país y que puede alimentar expectativas negativas y de desconfianza en la economía.

Cómo no reconocer, como lo hace el informe, los avances del país en la política monetaria y aun en estrategias fiscales como la regla fiscal. Cómo no también destacar los avances en materia seguridad o incremento en la inversión como porcentaje del PIB. Para Standard & Poors dichos hechos ratifican un manejo ordenado de la política macroeconómica que entre otras hace una diferencia con el modelo del socialismo del siglo XXI venezolano que inunda diarios económicos con récords en inflación, crecimiento negativo, escasez, incapacidad para el pago de la deuda, entre otros temas.

Pero dicho lo anterior, es de preocupación para la calificadora de riesgos el crecimiento en el déficit fiscal y su impacto en las cuentas externas del país. Desnuda el informe la seria inquietud sobre la balanza en cuenta corriente y sobre la urgencia de generar más ingresos fiscales y reducir el gasto público. Aunque asume que la razón más importante para lo anterior está en la caída abrupta de los precios del petróleo, expresa que si bien Colombia sostiene hasta la fecha el grado de inversión (calificación que es fundamental para el país), existe una perspectiva futura de la economía que pasa de estable a negativa.

Este planteamiento para mí es que, además del recorte anunciado hasta por $14 billones para el presupuesto público en curso, debemos acelerar la discusión de la reforma tributaria estructural. Probablemente esperar a hacer dicha discusión en el segundo semestre puede llevarnos a que la reforma no sea lo estructural que necesitamos y terminar haciendo una discusión a la carrera en el Congreso de la República.

Sin embargo, el informe de Standard & Poors también deja una misión de disminuir el gasto público, y allí bien vale la pena hacer una reflexión de fondo y constitucional sobre los recursos del sistema general de participación y sobre las pensiones. El aprendizaje con el choque externo de los precios del petróleo es que cuando la economía se desacelera es absurdo sostener el tren de aumento en gasto público inflexible que propone el sistema general de participación a las regiones.

Finalmente, el informe de la calificadora de riesgo nos deja la misión de avanzar en el logro exitoso de los acuerdos de paz y en la implementación de los proyectos 4G para la infraestructura. Explícitamente señalan que un fracaso en la búsqueda de la paz en el país podría abrir un riesgo adicional en perder el grado de inversión. De igual forma, insisten en animar el crecimiento por la vía de la inversión pública en vías, aeropuertos y, en general, infraestructura que permita que el país pueda competir con naciones similares a ella.

Lo anterior ratifica que el camino al desarrollo y al crecimiento del país está por la vía de generar nuevas fuentes de desarrollo productivo competitivo, aprovechar lo ganado en nuevos consumidores con los tratados de libre comercio, en alcanzar el fin de estos 50 años de conflicto y en el de construir más ordenadamente nuestras finanzas públicas. No seguir este camino es descarrilarnos por la vía de perder el grado de inversión, generar desconfianza en los inversionistas nacionales e internacionales, y volver de nuevo a la vieja mediocridad del crecimiento económico colombiano.

jrestrep@gmail.com @jrestrp
 

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