A organizar el desorden

Jorge Tovar
24 de octubre de 2016 - 04:34 p. m.

El fútbol europeo no deja de marcar diferencias con el fútbol latinoamericano, el criollo en particular. Allí están no sólo los más grandes futbolistas, sino también los mejores entrenadores. Si existe algún masajista latinoamericano de manos mágicas, seguro también está allá. El arte, la vistosidad, los grandes estadios, casi siempre llenos, son un enorme atractivo para que las grandes corporaciones del mundo inviertan en el fútbol, el mayor espectáculo del mundo.

En las grandes ligas de Europa, al comenzar la temporada, los clubes de primera, segunda y hasta la enésima categoría regional, conocen al detalle el calendario. Esto es esencial. Los equipos, débiles y poderosos programan todo al detalle. Con base en el calendario preparan a sus jugadores para que rindan en los momentos determinantes de la temporada. La profesionalización toca todas las áreas de la preparación, más allá de la deportiva.

En otras palabras, en Europa son más altos, más bellos y más ricos. Y además se arreglan. Por estos lados, tras de gorditos, bajitos, pobres y feos, no nos ayudamos. Es cierto que hay ciertos intentos de modernizar los torneos regionales. Es imperativo coordinar la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana con los calendarios nacionales, pero no queda claro que los recientes anuncios de Conmebol logren el objetivo deseado.

Colombia es un ejemplo del desorden en la programación. ¿Cómo explicarle a un aficionado casual, o a un visitante de la idílica liga inglesa, que Millonarios estuvo 30 días sin jugar en pleno torneo? En Europa, en verano (en ocasiones en invierno) cambian el césped y, más allá de los turistas, nadie se entera de que la grama no estuvo siempre de verde reluciente. Ha sucedido que en ocasiones se quedan una jornada sin jugar por error en planificación, pero las críticas arrecian y jamás un equipo se queda prácticamente sin estadio. El Campín de Bogotá está cambiando el “geotextil” (¿?). Cómo en tantas otras cosas, somos especiales. Se necesitan tres meses en mitad del torneo. Inconcebible en el viejo continente.

La gráfica toma un semestre del 2015 y el segundo del 2016. Lo más destacable es que de las 20 jornadas del torneo de todos contra todos del primer semestre del 2015, en el 35 % de las jornadas hubo un partido fuera de programación. Partidos aplazados no por un día, sino hasta por algo más de 50 días. En el semestre actual, la situación se exacerba. Hay aplazamientos, hasta por dos meses, en casi el 50 % de las jornadas disputadas.

Uno de los placeres del aficionado es revisar la clasificación los lunes después de la jornada del fin de semana. En Colombia requiere un análisis profundo, puesto que siempre unos llevan más partidos aplazados que otros. Actualizar el logo y mejorar la imagen comercial es fundamental. Pero más importante es cuidar el producto.

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