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Para que su futura esposa califique entre las escogidas (la China profunda)

Enrique Aparicio
30 de octubre de 2016 - 03:04 a. m.

El hombre que estaba parado a la salida del puente miraba con atención nerviosa. De pronto vio a quien sería el amor de su vida y futura esposa. Amor casi a primera vista.

Nuestro hombre del puente pertenecía a la etnia Naxi.  La ciudad, en la China profunda, se llama Lijiang.

Las tradiciones, nos contó la guía, describen cómo los hombres escogían a su futura esposa.

El eventual marido se paseaba por un puente para ver pasar mujeres dentro de las que estaría su futura esposa.   Las  candidatas tenían que ser fuertes pues dentro de la unión conyugal ellas llevarían  el sustento de la casa, es decir trabajarían en el campo como unas mulas para alimentar al macho y a la prole.  El jefe de la familia (eso sí que es ser jefe, comentario machista), se dedicaba a labores más tranquilas, como estar en la casa, leer y tener reuniones con los amigos.  Nada de estrés, presiones de pagos de hipoteca y el resto.  De ahí que las mujeres permanecían totalmente analfabetas por cuenta de la costumbre y tradición.  Lo sexi eran los hombros anchotes, brazos y piernas  fuertes. Nada de curvas, buena pierna o senos.  No señor, el trabajo en el campo era el que medía el amor, que no les daba tiempo para aprender nada.

Un pensamiento personal: El continente asiático con todo y sus contradicciones es  para mí algo fascinante.  La vida me ha dado la oportunidad de visitar muchos sitios de este territorio con mi amante y hemos logrado descubrir y vivir situaciones que ponen a prueba  creencias de lo que para nosotros, los occidentales, es bueno. Lo primero que aprendimos es que las cosas se pueden hacer de una manera diferente con gran éxito.

Volviendo a Lijiang: es una pequeña ciudad donde se encuentran montones de historia y tradiciones de la China profunda. Está enclavada en el valle del Shangri-la chino, un territorio donde la felicidad se podía encontrar en forma permanente según el escritor James Hilton.

Pero no nos desviemos del tema.  La ciudad de la que hablamos es un lugar de visita para los chinos.  Se encuentran muy poquitos occidentales.  Con el nombramiento del sitio como Patrimonio de la Humanidad, por parte de la Unesco en 1997, ha aumentado la afluencia del turismo occidental no siempre bienvenido.

La ciudad, conocida como la “Venecia del Este”, tiene pequeños canales donde  abundan los peces, esenciales como indicadores de la calidad del agua potable.  Si se veían peces muertos era que estaba contaminada por veneno producto de alguna estrategia enemiga. 

La etnia Naxi tiende a desaparecer, quedan unas 300.000 personas, pero su cultura prevalece en esta bella joya de la China profunda rodeada de montañas, entre ellas la famosa Montaña Nevada del Dragón de Jade.  Llegar a este sitio es como transportarse a otro universo habitado por seres con rasgos diferentes, lenguas y cantos extraños a nuestras percepciones.  Lo que demuestra esa fragilidad del occidental convencido que la civilización es todo aquello que vemos con juicios tergiversados  por costumbres de nuestra cultura. 

La escritura Naxi es todavía más sorprendente.  Muy cerca a esta pequeñita ciudad se ha instalado una escuela para aprender a escribir en el idioma de esta etnia.  Y al lado se encuentra un hombre sabio, un “Dongba”, quizás el equivalente a un chamán.  Todo el conjunto entre la pequeña ciudad, su arquitectura, sus canales, sus lugares como el que acabo de describir parecen con convivir dentro de una total armonía.

En el You Tube  al final hay unas escenas muy cortas de una madre joven que toca la flauta.  Su hijo pequeño le da al momento una atmósfera de gran cariño.

You Tube   https://youtu.be/1z1q8gCVtn8

Que tenga un domingo amable.

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