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Pierden Colombia, el presidente y la paz

Elisabeth Ungar Bleier
18 de agosto de 2016 - 02:00 a. m.

Elección Visible, la coalición de nueve organizaciones de la sociedad civil que hace seguimiento a los procesos de nominación y elección de altos funcionarios del Estado, calificó recientemente como un retroceso la forma como se llevó a cabo la elección del defensor del Pueblo.

Esta era una gran oportunidad para que este proceso fuera ejemplo de transparencia, apertura y equidad para los aspirantes, y para que el presidente Santos y la Cámara de Representantes rompieran la tradición de las ternas de uno. Por el momento histórico que está viviendo el país, la defensa del Estado de Derecho democrático y de los derechos humanos de todos los colombianos, misión central del Defensor, adquiere una relevancia especial. Por esto era necesario garantizar que la ciudadanía pudiera conocer las hojas de vida de los candidatos con suficiente antelación y eventualmente exponer dudas o inquietudes, escuchar las propuestas de trabajo de los postulados, contrastar sus posturas frente al proceso de paz, comprobar su idoneidad para ocupar el cargo y la experiencia y conocimientos sobre los asuntos que competen a su despacho. Por la dimensión de las responsabilidades que le esperan al defensor, también era importante que éste les diera a todos los sectores políticos garantías de su independencia y que su nominación y su elección no estuvieran condicionadas a su filiación partidista.

Ninguna de estas condiciones se dio en el proceso de nominación y de elección el pasado martes, cuando los representantes a la Cámara eligieron al nuevo defensor. La premura y la opacidad fueron las notas predominantes. A éstas se sumó un hecho vergonzoso: fue necesario declarar nula la primera elección, porque en el momento de contar los votos se constató que estos superaban el número de asistentes. En otras palabras, algunos “padres de la Patria” intentaron cometer fraude para elegir a quien todos, desde el primer día, aun antes de que se iniciara esta farsa, daban por elegido. Ni más ni menos, hacer trampa para escoger al defensor del Pueblo.

¿Hasta cuándo se va a limitar la posibilidad de que los ciudadanos le hagan seguimiento a la elección de los magistrados de las altas cortes, a las cabezas de los órganos de control y del Ministerio Público? Hacer control social no es una dádiva de los gobernantes, es un derecho y un deber de todos. Es esto precisamente lo que se plantea en el punto dos del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera cuando se habla de mecanismos democráticos de participación ciudadana.

Mal comienzo, mal ejemplo y mal presagio la manera como se eligió el nuevo defensor del Pueblo. Nuevamente, el gran perdedor fue el país. Pero también perdieron el presidente Santos y la Cámara de Representantes, que no estuvieron a la altura de las circunstancias y de la necesidad de dejar atrás prácticas que minan la legitimidad de las instituciones.

*Directora ejecutiva de Transparencia por Colombia. @eungar1

 

 

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