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Plebiscito peligroso

Ramiro Bejarano Guzmán
21 de noviembre de 2015 - 03:49 a. m.

Con la oposición del Centro Democrático finalmente el Congreso parece estar a punto de concluir el trámite del plebiscito diseñado para someter los Acuerdos de la Habana al escrutinio de los colombianos.

Falta todavía la revisión que le corresponde realizar a la Corte Constitucional por tratarse de una ley estatutaria. Pero sobre todo resta que las Farc digan si le jalarán al plebiscito, pues hasta hoy siguen casados tozudamente con la opción de la convocatoria de una Asamblea Constituyente como mecanismo para aprobar los acuerdos habaneros.

La primera pregunta que hay sobre la mesa es ¿qué pasaría si el Gobierno logra que se apruebe el mecanismo del plebiscito para consultar los acuerdos de La Habana tanto en el Congreso como en la Corte Constitucional, pero las Farc insisten en oponerse a esa fórmula? Este tema debió estar definido con la insurgencia antes de meternos en todo este enredo.

Pero asumamos que el plebiscito lo aprueban en el Congreso y en la Corte, y a él se someten las Farc. En ese evento, luego de aprobados los acuerdos de La Habana, deberá convocarse al pueblo para que voten por el SÍ quienes quieran apoyarlos, mientras que el uribismo y buena parte del conservatismo seguramente sufragarán por el NO.

Viendo las cosas así, todo indicaría que el asunto va a ser pan comido y que el Gobierno ganará fácilmente, porque además este plebiscito especial sólo para esta ocasión se considerará aprobado si por él sufragan positivamente el 13% del censo electoral, lo que en términos políticos se ofrece plausible y sencillo, sobre todo si no se fractura la endeble Unidad Nacional, como ocurrió en las últimas elecciones regionales.

No obstante, a una simple pero demoledora pregunta de un periodista de la BBC a Santos, que por supuesto aquí nadie se ha atrevido a formularle, puso las cosas en su sitio y dejó al desnudo más riesgos de este plebiscito.

El comunicador inglés le soltó al presidente la pregunta sobre cuál sería su plan si sometidos los acuerdos al escrutinio popular llegara a ganar el NO. Es evidente que el mandatario dio muestras de que no había contemplado que alguien le lanzara semejante interrogatorio, y por eso terminó enredado en su propia pita. En efecto, la eventual derrota del Gobierno en el plebiscito no puede resolverse con la simpleza de que se desistiría de la implementación de los acuerdos, como lo aseguró Santos. Con toda razón, ante esa primera postura el avezado periodista lo puso en apuros al señalarle que, de resultar derrotado, “con todo respeto, señor presidente, en este punto usted tendría que renunciar”, ante lo cual el atribulado entrevistado sólo atinó a decir “bueno, estaría en serias dificultades, pero estoy absolutamente convencido de que la inmensa mayoría de los colombianos va a apoyarme”.

El Gobierno va a tener que manejar con pinzas todos los escenarios posibles de un plebiscito que vamos apenas a ensayar. Lo que no puede ocurrir es que mientras el Gobierno pone todos los huevos en la canasta del SÍ al plebiscito, la oposición termine convirtiendo esta jornada electoral en un simulacro de revocatoria del mandato presidencial. Es decir, mientras Santos convoca a unos colombianos escépticos frente a la paz a votar por el SÍ, Uribe y los conservadores podrían invitar a votar a los suyos para deslegitimar la tarea de gobierno de Santos, y si las cosas para ese instante van tan precarias para el régimen, no sería extraño no sólo que gane el NO, sino que de paso queden tambaleando en la Casa de Nariño. Y en vilo las propias Farc, porque seguramente tendrán claro que después del ataque terrorista en París, la comunidad internacional estará cada vez menos interesada en la supervivencia de organizaciones insurgentes comprometidas con actos terroristas.

Qué distinto sería el panorama si los acuerdos de La Habana no tuvieran que estar sometidos a las exigencias radicales de las Farc de convocar una constituyente o a inciertas vicisitudes electorales. Repito lo dicho en otra columna: con la sola paz basta.

Adenda. Interesante y revelador el libro de Jorge Gómez Pinilla Objetivo: hundir a Serpa. Una entrevista sin contemplaciones.

 

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

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