Posconflicto y agroindustria

Uriel Ortiz Soto
21 de diciembre de 2016 - 03:13 a. m.

En la etapa posconflicto que ya se está implementando, todas las miradas nacionales e internacionales están puestas en el sector rural.

Allí está la cimiente de una paz perdurable y duradera con justicia social, los programas que se están desarrollando a través del Ministerio de Agricultura y desarrollo rural son totalmente válidos, y el recurso humano integrado por la población reinsertada y desplazada, que son patrimonio invaluable para nuestro país, ya se están integrando al proceso de desarrollo.

Para la etapa posconflicto se dispone de todos los recursos necesarios en las diferentes regiones del país, siempre y cuando se haga una evaluación del recurso humano frente a los diferentes potenciales de desarrollo, Colombia es país privilegiado en diversidad de climas y cambios climáticos, además, se pueden cultivar infinidad de productos de ciclo corto, con el fin de generar empleos tanto directos como indirectos, con la población reinsertada y desplazada, pero, también para los sectores donde se cultiva la hoja de coca y otros cultivos ilícitos. 

Los programas: Colombia siembra paz, y todos por un nuevo país, lanzados por el señor ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, doctor Aurelio Iragorri, son una clara muestra que el gobierno está con las pilas puestas, frente a los diferentes procesos de desarrollo, con el fin de estabilizar la etapa posconflicto y hacer sostenible el proceso de paz; soy de los que cree que la etapa posconflicto será la prueba reina para darnos cuenta si realmente el acuerdo de paz recientemente firmado fue conciso y no quedaron cabos sueltos; para ello, se requiere de una respuesta clara a los reinsertados y desplazados, es decir, dar soluciones al desempleo con instrumentos válidos, que les permita valerse por sus propios medios, sin necesidad de acudir al paternalismo de Estado. 

El país y el mundo se encuentran pendientes de cómo va a empezar a implementarse la etapa posconflicto, puesto que de ella depende la estabilidad de una paz justa y duradera; en este programa no deben  quedar cabos sueltos; todos los actores y colombianos en general, en una u otra forma, debemos contribuir en la medida de nuestras capacidades, para que salga adelante.

Una vez se hayan definido todas las zonas de concentración, se debe empezar a evaluar el recurso humano, frente a los diferentes potenciales de desarrollo, con el fin de darles mayores garantías a los productores, para que lo cultivado tenga éxito en los canales de comercialización.

No se deben cometer los errores del pasado, cuando se desvió el recurso humano hacia otros menesteres, es decir, sacando al potencial productor de plátano, para que aprendiera sastrería; esto llevó a que, debido al factor improvisación, todo empezó a derrumbarse, y los proyectos a ser un rotundo fracaso, razón por la cual se perdieron en su mayor parte las ayudas que dieron los gobiernos internacionales y las empresas privadas de nuestro país.

Fue una de las etapas más vergonzosas dentro de los procesos de paz anteriores, cuando los gobiernos aportantes exigieron una rendición de cuentas. Lamentablemente la única entidad que se salvó, de las más de 20 que fueron convocadas, fue la Conferencia Episcopal, que presentó un balance acertado; las demás, o no asistieron, o salieron con un chorro de babas, quedando en el ambiente un panorama tan desolador que fue necesario pedir excusas a los asistentes.

No obstante, sabemos que el mundo continúa con las pilas puestas para ayudar en la atapa posconflicto; pero el gobierno, y muy especialmente el señor ministro Posconflicto, doctor Rafael Pardo, deben poner mucho cuidado para que no se vaya a repetir tan bochornoso acontecimiento; si hacemos un recorrido por las Cámaras de Comercio, nos damos cuenta de cientos de empresas con padrinazgos políticos que se están constituyendo en los actuales momentos, que a la hora de la verdad, no pasan de ser entidades fantasmas y de papel, para recibir recursos posconflicto, después robárselos o en el menor de los casos generar elefantes blancos para lavarse las manos. 

Esta logística debe hacerse con personal altamente calificado, que conozca cómo debe evaluarse el recurso humano, frente a determinado proyecto, y averiguar los coeficientes sociales de desarrollo que debe tener el potencial productor referente al proyecto productivo, con esto se evitarán improvisaciones y todo se desarrollará con pleno conocimiento de causa. 

Son varias las organizaciones internacionales que están a la espera que el proceso de paz se implemente con todos los requisitos y modalidades legales, para proceder a iniciar programas de agricultura por contrato, esto quiere decir: la compra anticipada de las cosechas o de los productos, una vez se tenga el proyecto definido; es decir: recurso humano, recurso natural definido y la logística de implementación, como es el control de calidad y el marco institucional.

La etapa posconflicto es la prueba para sostener una paz perdurable y duradera con justica social, donde todos los actores se sientan protegidos mediante el esquema de proyectos productivos, los cuales preferiblemente no deben ser perecederos, que sean de ciclo corto, con el fin de buscar el mayor aprovechamiento y rendimiento en el menor tiempo posible. 

Considero que ha llegado la hora de empezar a hablar de proyectos productivos en la etapa posconflicto, que indudablemente beneficiará a la población: reinsertada y desplazada, además de otros sectores que están dedicados a los cultivos ilícitos, o al negocio del gota a gota, que de acuerdo a la nueva ley que empieza a cursar en el Congreso de la República, se aplicarán medidas tan drásticas, que se llegará hasta la extinción de dominio. 

Iniciar este proceso no es nada difícil, puesto que disponemos de los recursos humanos y naturales para empezar a implementarlos de conformidad con los mercados de la oferta y demanda,  indudablemente deben ser estudiados con el fin de habilitarlos dentro del marco institucional y hacerlos objeto de productos aptos para los mercados nacionales e internacionales.

Pero lo más importante es que se haga siguiendo el cronograma de las cadenas productivas y las alianzas estratégicas, puesto que de lo contrario, llegaremos a cometer los mismos errores del pasado: producir a la topa tolondra, sin tener en cuenta las factores de control de calidad y el marco institucional del producto; además el recurso humano frente a los diferentes procesos de desarrollo, hay que evaluarlo y finalmente capacitarlo.

urielos@telmex.net.co

 

 

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