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Prisas

Fernando Araújo Vélez
04 de octubre de 2015 - 02:33 a. m.

Prisa de llegar tarde a donde jamás pasa nada, prisa de hablar para que nadie nos escuche, prisa por terminar una obra para después sentir el vacío de haberla terminado, prisa por llegar y prisa por volver, prisa de comer para ir de prisa a trabajar y tener prisa por salir y regresar a la casa a comer con prisa para besar y acariciar y amar a toda prisa.

Prisa porque hay que dormir y descansar y prisa porque hay que levantarse y arreglarse con prisa para no llegar tarde. Prisa en la calle, en el paradero, en el bus, en el ascensor. Prisa porque el computador no enciende y hay un tictac, tictac que nos persigue, y prisa por enviar un mensaje para decir que tenemos prisa y no podemos perder tiempo. Prisa por enviar un dinero para que nos llegue la confirmación a toda prisa, y prisa por ir a una reunión para que se acabe a prisa.

Prisa por ir al cine y prisa porque se acabe la película. Prisa por enamorar a la mujer de los sueños y prisa para besarla y prisa, luego, para olvidarla, y que la historia vuelva a repetirse a toda prisa. Prisa para que se acabe el año y comience el otro, y prisa para que sea mitad de año, y prisa para salir de vacaciones, y prisa para llegar al avión y prisa para ver el mar y prisa para dormir. Prisa para que llegue la quincena y haya plata para pagar las cuotas del carro que ya no va tan de prisa como antes y habrá que cambiarlo un día de estos, y prisa para que salga el nuevo celular que permitirá comunicaciones una décima de segundo más de prisa. Prisa por acabar un libro porque hay otros libros por ahí que son explosivos tictacs, tictacs, y leamos de prisa aunque no entendamos nada para decir de prisa que leímos un libro más.

Prisa para dejar de ser niños, y más tarde, adolescentes. Prisa por ingresar a una universidad, y luego el grado y el posgrado y la maestría, prisa por acumular cartones y diplomas para llegar, con prisa, a un trabajo, y ascender en una escala diseñada por humanos para producir “bienes” que le darán a la vida más prisa. Prisa por formar una familia e inculcarles a los niños nuestras mismas prisas.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

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