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¿Quién asesora a Gina Parody en comunicaciones?

Óscar Sevillano
18 de agosto de 2016 - 02:00 a. m.

Parece que la ministra de Educación Gina Parody a estas alturas de la vida no ha aprendido que un excelente trabajo mal comunicado, instantáneamente se convierte en una pésima labor.

Gina Parody podrá estar haciendo una labor única y nunca antes vista  en el ministerio de Educación como aseguran quienes hoy la defienden. Sin embargo,  por muy bien que esté haciendo su trabajo, no las comunica de la manera más adecuada y lo que es peor, en lugar de reconocer que puede estar cometiendo algún error, acude a la negación, hecho que termina por  hundirla aún más.

Lo anterior ha provocado, que sus contradictores de turno, en este caso quienes se han opuesto al reconocimiento de una serie de derechos que como ciudadanos tienen las personas homosexuales, le  arrinconen  al punto en que lograron convocar a una marcha, manipulando la opinión de padres de familias.

Parece que la ministra Parody no alcanzó a medir los riesgos que implicaba el realizar un trabajo contra la discriminación al interior de los colegios, teniendo en cuenta únicamente el tema de orientación sexual, en una sociedad que como la colombiana suele actuar de una forma bastante conservadora, acudiendo al discurso de la moral y las buenas costumbres,  demostrando que en hipocresía a los colombianos no hay quien nos gane.

Con  la sentencia T478 del 2015, la Corte Constitucional ordenó al Ministerio de Educación  implementar el Sistema Nacional de Convivencia Escolar y revisar de manera “extensiva e integral todos los manuales de convivencia en el país, para determinar que los mismos sean respetuosos de la orientación sexual y la identidad de género de los estudiantes”, le estaba diciendo al ministerio de Educación,  que dentro del diseño de  políticas públicas que a partir de la fecha trabajara para evitar la discriminación al interior de la comunidad educativa, se tuviera en cuenta el aspecto de orientación sexual.

En ningún momento se dijo que este ítem debía trabajarse como caso único.  Ahí estuvo el error, porque a pesar de que la homofobia existe en los planteles educativos, esto es un hecho que  se da más que todo en la planta de maestros, mucho más que en el grupo de estudiantes, quienes suelen discriminar por las condiciones económicas del otro, mucho más que por razones de identidad sexual.

La lucha de la discriminación se debe tratar de manera integral teniendo en cuenta aspectos de raza, religión, condiciones económicas y sociales y también  por cuestiones de orientación sexual, lo que quiere decir que en el momento de elaborar la cartilla, se debió hacer con todos los ítems anteriores, llevando acabo audiencias públicas en todo el país,  previas a este trabajo, talleres de socialización con el sindicato de maestros, asociaciones de padres familias e incluso con algunos representantes de los estudiantes en los colegios.

Seguramente de esta manera se podía hacer un trabajo puesto sobre la realidad de nuestro territorio y no tanto basado en generalidades y teorías explicadas con  una terminología que no todos comprendemos,  y es aquí donde se cometió el primer error de comunicación, al caer en la misma equivocación que suele cometer la comunidad académica, de creer que entre más enredado sea el vocabulario con el que se expresan sea verbal o escrito, el mensaje queda mucho mejor, cuando es lo contrario,  para que  este se logre entender, se debe dar en una forma sencilla.

Me gustaría saber si  los maestros que no viven en Bogotá y que prestan su labor  en veredas  y municipios lejanos, comprenden  lo que está escrito en la cartilla “Ambientes escolares libres de discriminación”, en donde se mencionan términos como “cisgenerismos”, etc, donde además pareciera que se invitara a entender a la comunidad de  padres de familia que su  niño, no es niño, sino lo que quiera ser, cuando es claro que un progenitor por más liberal que sea,  jamás estará preparado para asumir que su hijo o hija tiene orientaciones homosexuales. Que esto es un proceso que se logra con el paso del tiempo, mediante la persuasión, el diálogo  y la sana convivencia.

Se supone además que está cartilla va dirigida a la planta de profesores, pregunto entonces así como está con frases y palabras incomprensibles,  ¿la entenderán los profesores de los colegios y escuelas de Tumaco – Nariño o de la vereda del Cepillo en Córdoba?, ¿sabrán interpretar adecuadamente el mensaje que el texto quiere dar?.  Para que esto ocurra es necesario saber comunicar los mensajes ministra Parody. Dudo mucho que la cartilla lo logre, porque está escrita en una terminología de difícil comprensión para el colombiano del común, que dicho sea de paso, somos la inmensa mayoría. Aquí el lenguaje que se utilice es algo que  cuenta y sorprende que quien ocupa la cartera de Educación en Colombia no lo sepa.

A usted no la cuestionan por ser lesbiana ministra Parody, a usted la cuestionan por un trabajo que no está bien comunicado y que por tanto se presta a manipulaciones e interpretaciones erradas.

Insisto,  un excelente trabajo mal comunicado, instantáneamente se convierte en una pésima labor. Ojalá no lo olvide ministra.

@sevillanojarami

 

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