Segunda vuelta y futuro peruano

El 5 de junio los peruanos eligieron en segunda vuelta a Pedro Pablo Kuczynski (PPK) como presidente del Perú. PPK ganó por una diferencia de 40 mil votos.

En la primera vuelta su oponente Keiko Fujimori obtuvo 40 por ciento de la votación y 73 escaños en el parlamento unicameral, sobre un total de 130; PPK obtuvo 22 por ciento y 18 escaños; el Frente Amplio de izquierda de Verónica Mendoza, que llegó en tercer lugar, logró 18 por ciento y 20 escaños.

PPK ganó gracias a varios hechos. El más importante: el apoyo de Verónica Mendoza. Una semana antes de la elección anunció su voto por PPK y pidió a sus seguidores, en español y quechua, votar por él. Los departamentos del sur, los más pobres del país, en donde el Frente Amplio ganó abrumadoramente en primera vuelta, votaron masivamente por PPK en la segunda. En Lima, en donde Fujimori ganó en primera vuelta, en la segunda ganó PPK. La candidata ganó masivamente en el norte, en primera y segunda vuelta.

Resultó también impactante la difusión de que el financista y secretario general del partido de la Sra. Fujimori es investigado por lavado de activos por la DEA, que el mencionado ocultó propiedades por 18 millones de dólares y que pocos años antes había sido cobrador de bus. Ante los hechos, la reacción de la candidata fue protegerlo y cuando la presión popular arreció, lo apartó del cargo “temporalmente” y nombró en su lugar al empresario que era su candidato a la primera vicepresidencia. El empresario resultó responsable de amañar un video con la finalidad de desmentir la acusación al separado secretario general, el video original ratificaba la investigación de la DEA, y el empresario acabó envuelto en un escándalo propio del fujimorismo de los noventa.

Ante dichas evidencias, difundidas días antes de la segunda vuelta, el diario más conservador del Perú y la revista más cercana a los empresarios editorializaron contra la candidata. De tal modo, probablemente, los empresarios, las clases medias y altas, mejor informados, temiendo al fujimorismo de los noventa, votaron PPK. Así ganó en Lima, masivamente en los barrios medios y altos, mientras que en los populares ganó la candidata.

¿Por qué, a pesar de lo señalado, casi la mitad de los peruanos votó por la hija de un encarcelado, sentenciado cinco veces por crímenes que incluyen matanzas y corrupción? Varias pueden ser las razones: 1) desinformación de muchos, 2) preferencia de algunos por los negocios sobre las otras cuestiones, 3) empatía con el todo vale en un país altamente informal, 4) regalos y promesas para los más pobres ofrecidos por la candidata durante diez años de campaña, con financiamiento poco claro, al estilo de su padre. El populismo y el clientelismo generan adhesiones duraderas, particularmente en personas desinformadas y necesitadas que reciben las dádivas, más aún si el Estado no ofrece soluciones reales.

¿Apoyará el fujimorismo al nuevo presidente? Difícil. Rencoroso por sus derrotas de 2011 y 2016 que consideraba ganadas, probablemente apostará al fracaso de PPK (como lo hizo con Humala) para pescar en río revuelto en las elecciones del 2021. La izquierda, que disiente en materia económica, podría coincidir en temas sociales y calmar las calles. Pero en un contexto de caída de precios mundiales de los minerales que desacelera la economía peruana, devalúa la moneda y reduce el ingreso fiscal, la atención fiscal masiva a los peruanos necesitados resulta difícil. Así, los tiempos venideros serán duros.

Afortunadamente, PPK es una persona calificada, experimentada, conciliador y negociador. Si actúa como estadista, y orienta la economía peruana a su diversificación en sectores que generen abundante mano de obra aprovechando la devaluación cambiaria y los nuevos precios y rentabilidades que ésta origina, será recordado como “el presidente que modernizó al Perú”, como el mismo aspira. ¡Ojalá!

* Profesor, Universidad Javeriana, Departamento de Economía