Suéltenlo

Iván Mejía Álvarez
10 de abril de 2016 - 02:00 a. m.

Está claro, absolutamente claro, que en el marco de las preferencias futbolísticas de Zinedine Zidane el tema James es secundario. El día de la gloria ante el Barcelona no le tuvo en cuenta para nada. El día del ocaso frente al Wolfsburgo entró en los últimos cinco minutos y previsiblemente terminó siendo un espectador de la debacle. Maltratado hasta por Zidane en las declaraciones.

James hoy no es una alternativa para el cuerpo técnico del Real. Por delante suyo figuran los de la BBC, Isco, Jesé y hasta Lucas Vásquez y Kovacic.

En los medios españoles hay de todo tipo de periodistas. Desde muy buenos como Ramón Besa, Segurola, Sámano, Maldini, y muchos más, hasta individuos como Pedrerol, Juanma Rodríguez, Roncero, los integrantes del Chiringuito, programa con notable audiencia de corte sensacionalista y amarillista, de todo como en botica antigua. A James le han tomado entre ojos los de la farándula y no le perdonan media.

Si el Madrid gana sin James, vieron, no es necesario el colombiano caribonito que se gana una “pasta grande”, y si el Madrid pierde, vieron con él o sin él igual el equipo no da la talla.

Pero además de la xenofobia hacia el sudaca triunfador, típico del español arrogante que se siente todavía en la época de los virreyes, James da papaya, mucha papaya. Su frase después del triunfo ante Ecuador, acá sí me dan cariño y puedo jugar, resultó atrevida y desafiante, aunque sea cierta, y solo logró crispar la ira de los amanuenses de Florentino.

A James lo pillaron riendo después de que un aficionado ingresó al campo del estadio alemán. Motivo para darle palos porque, según estos tipejos, se estaba burlando de la derrota de su equipo. Absurdo y ridículo, como si James no ganara una buena pasta por clasificar, siempre malpensados. Si hubiera estado serio en la toma, seguramente habrían dicho que se le notaba la amargura y estaba conspirando.

Pasan los días, cada vez está más lejano de la titular, cada día es más objeto de los ataques despiadados de un sector periodístico que le agarró bronca y quieren endilgarle el fracaso del Real Madrid como institución al colombiano.

Como si no existieran los Ramos, Zidanes, Florentinos, Benzemas, Bales y Cristianos, ahora resulta que el único culpable para estos chiringuitos es el colombiano.

 

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