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Transmisión sí, pero no así

Juan Pablo Ruiz Soto
20 de julio de 2016 - 02:30 a. m.

El artículo de 'Portafolio' “¿Cómo lograr que las comunidades no sigan bloqueando grandes proyectos en el país? (julio 05/2016) mete en un mismo paquete una gran diversidad de casos.

Mezcla demoras causadas por erráticas gestiones empresariales, que generan justas reacciones locales, con casos que están en el otro extremo, donde el oportunismo y la politiquería corrupta son la causa de dichas demoras.

Voy a referirme al caso de la Empresa de Energía de Bogotá (EEB) y la línea de transmisión de energía de 150 kilómetros Chivor-Bogotá que presenta retrasos y sobrecostos. Hay diversas posiciones en las comunidades. El grueso de los procesos, que incluye quejas y derechos de petición presentados a la EEB, se relacionan con temas que la EEB no ha manejado adecuadamente, al no presentar la información requerida para una seria y ordenada consulta previa. Esto ha generado justas preocupaciones ambientales y económicas en algunos sectores comunitarios. También hay algunas posiciones radicales — de momento no conducentes— que se oponen a la transmisión de energía mediante torres de alta tensión.

La impresión que tuve, cuando participé en una reunión convocada por EEB en Suesca, fue que la EEB creía tener en frente a comunidades desinformadas y sin manejo alguno de los medios de comunicación. La realidad es otra. Hoy, las comunidades ya no son como hace 50 años. Cada día están más organizadas y exigen mayor y mejor información; conocen y presionan para que la ley se cumpla. Por ello, la carencia de información clara, oportuna y de fácil acceso ha generado justas protestas y reacciones de individuos y organizaciones locales.

La EEB —como todas las empresas que pretendan desarrollar megaproyectos— está abocada a trabajar con transparencia y argumentos sólidos y contundentes para demostrar que su proyecto cumple en diseño y tecnología con lo que exige la ley: hacer el diagnóstico ambiental de alternativas y proponer la de menor costo ambiental y social; que donde el impacto es inevitable se establecen reglas claras para una justa compensación. La EEB tiene la fortuna y la desgracia de tener a disposición los mismos mecanismos de comunicación que hoy tienen las comunidades. Su página web debe ser didáctica y de fácil consulta, y contener toda la información que las comunidades requieren.

Miembros de las comunidades dicen que los estudios ambientales a los cuales han tenido acceso solo hacen referencia a los impactos sobre la franja de los 36 metros de servidumbre que reconoce la línea de transmisión, sin analizar los impactos sobre los ecosistemas circundantes; que no hay información clara respecto a la forma como se calcula el arriendo o pago de la servidumbre de manera que se cubran los impactos que la línea genera sobre la propiedad. Esto para solo mencionar dos aspectos claves, cuando hay muchos más.

La EEB ha fallado al no ser suficientemente clara, no facilitar acceso a la información, no demostrar que la alternativa que se propone es la de menor impacto social y ambiental, ni mostrar cómo cumple con la ley en términos de compensaciones y procedimientos. Al no hacerlo, ha autogenerado costos y retrasos.

* Miembro Consejo Nacional de Planeación Twitter: @Juparus

 

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