Publicidad

Un primer debate sin sorpresas

Mauricio Jaramillo Jassir
27 de septiembre de 2016 - 11:45 a. m.

Se trató de un diálogo sujeto a normas, principalmente con la idea de darles visibilidad a las ideas y evitar los ataques personales, prohibiendo los aplausos y abucheos. A ratos el público cruzó esa barrera y el debate se tornó tal cual se esperaba: un Donald Trump provocador y una Hillary Clinton tratando de acudir a su carrera y a su preparación para no caer en el juego del candidato republicano. Terminó sin grandes sorpresas y confirmando una tendencia que seguramente se mantendrá, un candidato acudiendo a las provocaciones, aunque con visos de moderación, y una nominada demócrata buscando la serenidad en medio de un caudal de insultos y lugares comunes.

El debate proponía tres temas: prosperidad económica, horizonte del país y seguridad. Trump marcó la pauta de sus intervenciones toda la noche. Fórmulas sencillas que repetía sin cesar, para seguir con vida en el camino. Su propuesta en materia económica se centró en las críticas al gobierno, por la fuga de capitales a México, los impuestos que han provocado una crisis en la industria nacional y en la supuesta falta de reacción frente a la devaluación china. Clinton, entre tanto, soportó con altura los ataques y con paciencia explicó un plan estructurado para la creación de 10 millones de empleos, la lucha por un aumento en el pago de la hora de trabajo y por conseguir un trato justo entre hombres y mujeres en la remuneración.

La noche llegó a un punto álgido en cuanto a acusaciones cuando salió a flote la negativa de Trump para publicar su declaración de renta. El multimillonario contraatacó acusando a Clinton por el uso de su cuenta privada de correo como secretaria de Estado. Una mala jugada para el empresario, pues quedó en evidencia, o al menos la duda, sobre la posibilidad de que él mismo haya sobrevalorado su fortuna o que haya evadido impuestos.

El segundo tema estuvo absorbido por la espinosa cuestión racial exacerbada por las tensiones recientes. Se vio a un Trump buscando una reconciliación con el mundo afro y latino, insistiendo en que son los más vulnerables en el escenario actual de inseguridad rampante.

El debate cerró con la seguridad enfocada en la política exterior. Trump lanzando acusaciones sobre el mal manejo del retiro en Irak -guerra que dijo no haber apoyado-, y que facilitó el surgimiento del Estado Islámico. El republicano reafirmó uno de sus ataques más bajos en contra de Clinton diciendo que no tenía la apariencia física suficiente para ser presidente. Al final pocos respetaron la interdicción de aplaudir cuando Clinton respondió con serenidad. Difícilmente podía permitirse semejante afirmación en un país que ha luchado tanto por la igualdad de género.

Así se observó un debate sin sorpresas, con un Trump que actúa como quien no tiene nada que perder, y una Hillary Clinton que gana confianza y que se va adaptando al discurso virulento de su rival.

Profesor Universidad del Rosario

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar