Un resumen del año

El año que termina fue rico en eventos culturales y es bueno recordar algunos de ellos.

Quizá uno de los eventos más importantes no sólo del año sino de mucho tiempo fue el festival Bogotá es Mozart donde el Teatro Santo Domingo presentó decenas de conciertos dedicados al genio de Salzburgo, con la participación de ilustres solistas, conjuntos orquestales y de cámara que presentaron cantidad de obras. Fue un festival que tuvo respuesta contundente del público que prácticamente llenó todos los conciertos. La fidelidad de los amantes de la música puede verse por el hecho de que muchos de ellos asistimos a dos y más conciertos cada día del evento.

Igualmente en esa sede, que se ha convertido en una especie de centro cultural capitalino hubo importantes presentaciones de teatro entre las que hay que destacar una brillante adaptación de El idiota de Dostoievski por un excelente conjunto lituano y varios ballets que hicieron distinguidas muestras coreográficas. Vale la pena destacar al Colegio del Cuerpo de Álvaro Restrepo, que es un grupo colombiano a la altura de cualquiera internacional. No fue muy afortunado, sin embargo el Rigoletto que hizo la compañía de Zúrich, ya que cayó en la tentación de mostrarnos no lo que crearon Verdi y Piave sino la concepción de una directora escénica que parecía no haber leído el libreto.

La Ópera de Colombia hizo Werther de Massenet y Cosi fan tutte de Mozart en versiones respetuosas y que tuvieron la calidad adicional de presentarlas con una mayoría de intérpretes nacionales, que dieron buena cuenta de sus papeles.

El Colón hizo una extensa temporada, con interesantes presentaciones dramáticas y de ballet y una buena cuota de música popular colombiana. La programación del teatro ha sido extensa y su deseo de convertirse no en teatro de alquiler sino en centro de producción parece estar dando buenos resultados. Igualmente la Biblioteca Luis Ángel Arango hizo una temporada con preponderancia de intérpretes nacionales, lo cual es algo laudable y digno de destacar. Entiendo que para la celebración de los cincuenta años de la sala, el año entrante, se prepara una programación importante de la cual se dará cuenta oportunamente.

Hubo desde luego muchísimo más, pero lo anterior está entre lo que más vale la pena destacar. En futura columna se hablará de otros eventos importantes que en conjunto, con lo descrito demuestran que la ciudad se está convirtiendo en centro cultural de importancia. Ojalá eso lo recuerden quienes con exageración criolla afirman que la presentación de un famoso conjunto de rock el año entrante “es lo más importante que ha sucedido en la historia musical del país”.