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Una buena noticia

Armando Montenegro
24 de septiembre de 2016 - 05:38 a. m.

La economía colombiana acaba de recibir una buena noticia. Se registró una notable mejoría en el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos, cuyo enorme tamaño –superó el 6,5% del PIB en 2015– había alarmado a observadores internos y externos.

De acuerdo con los números del primer semestre, se puede estimar que este déficit podría situarse cómodamente por debajo del 5% del PIB al cierre de 2016. Aunque este resultado todavía no es satisfactorio, sí muestra un ajuste hacia porcentajes aceptables, menores al 3% del PIB, que deberán alcanzarse cuando se produzca la corrección prevista en las cuentas públicas, de acuerdo con los planes en marcha.

Cuando se observan las cifras del primer semestre se aprecia que la disminución del déficit en la balanza de pagos se dio principalmente por tres factores: (i) la debilidad de la demanda interna y el menor crecimiento económico, especialmente en el segundo trimestre, que desincentivaron las importaciones de bienes y servicios; (ii) la fuerte devaluación del peso que también ha contribuido a la contracción del volumen de las importaciones (todavía no se produce la reactivación esperada de las exportaciones no tradicionales); y (iii) la menor transferencia de las utilidades de las empresas receptoras de inversión extranjera, especialmente las de minería y petróleo, un hecho que refleja la realidad de sus decaídos negocios como consecuencia del desplome de los precios internacionales del petróleo y el carbón principalmente.

Otro hecho positivo en materia de los ingresos de divisas ha sido la estabilidad de las remesas que los colombianos que viven en el exterior envían al país (un rubro que sufrió una gran caída a raíz de la recesión de los principales países del mundo en 2008). Estas transferencias van a aportar cerca de US$6.000 millones en este año.

La financiación del déficit de la balanza de pagos proviene, en su gran mayoría, de la inversión extranjera bajo dos formas: la inversión directa, con sus aportes a los proyectos productivos en marcha, y la inversión de portafolio, un renglón que en este año ha sido muy dinámico por las compras de TES que han realizado los fondos internacionales. Los ingresos en moneda extranjera dirigidos a financiar al gobierno han sido el principal determinante de las bajas en la tasa de cambio en los últimos meses.

La mala noticia es que una parte del costo de la corrección del déficit externo está siendo pagada por el sector privado. Como el ajuste de la balanza de pagos se ha producido al mismo tiempo que ha subido el déficit fiscal (a pesar de que se están respetando los límites impuestos por la regla fiscal), necesariamente se ha inducido una contracción en las cuentas del sector privado. Este fenómeno se aprecia con toda claridad en la fuerte caída de la inversión que reporta el Dane, -2,5% anual, especialmente en los rubros correspondientes a petróleo y minería (un hecho que también se observa en el desplome de las importaciones de maquinaria y equipo).

Con la esperada aprobación de la reforma tributaria en los próximos meses y el cumplimiento de las metas fiscales del año entrante, cuando se espera un déficit del 3,3% del PIB, podrá proseguir la corrección del déficit externo y, al mismo tiempo, mejorar el desempeño del sector privado. Así se podrá recuperar, poco a poco, el crecimiento económico.

 

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