Úntate de cultura

Esa fue la invitación que me hicieron hace tres años y desde entonces estoy convencida de la importancia de hacerle caso a esa “máxima”, no sólo cada año, durante una semana en octubre, sino ojalá como estilo de vida.

Dejarse permear por la magia de la pintura y la escultura, por la música, el cine, la maestría, el performance, el arte urbano, la gastronomía, el color que nos une o la historia de lugares tan emblemáticos como La Candelaria en Bogotá, hace falta para enriquecer el espíritu y crecer como seres humanos.

Tener la oportunidad de vivir experiencias relacionadas con costumbres, modos de ver y entender la vida, de oírla o degustarla, de verla, caminarla, olerla y devorarla, inyecta emociones inimaginables que abren la creatividad. Ahí es donde uno tiene que estar, en esos escenarios que no tienen más límite que el respeto, donde estar loco es lo más cuerdo y donde la apuesta por lo abstracto es lo más concreto.

Podría decirse también que esa frase mandatoria: “Úntate de cultura”, que contagia corazones y seduce la imaginación, está formulada no solamente para conquistar en torno a un objetivo puntual, sino también —y lo más importante de todo está aquí— para hacernos reaccionar e incluso para volver de “derecha” hasta a los más de “izquierda”… ¡Obvio! Es que cuando una persona da un sí como respuesta a semejante invitación, activa el lado derecho del cerebro, lo potencializa y empiezan a aparecer los sueños, la fantasía, la magia, lo sublime, la intuición.

Aplaudo las iniciativas honestas que, convencidas de la importancia de la transformación de vidas y de ciudad a partir del arte y la cultura, arrancan, se sostienen y crecen. Esta es una invitación para todos los que aún no aquietan su parte izquierda del cerebro, para que deteniéndola, abran la extraordinaria puerta de las emociones y se unten de cultura disfrutando, con toda, de Bogotá Arte y Cultura.

*Patricia rodríguez Sánchez