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Uribe y una justicia de doble rasero

Aldo Civico
14 de septiembre de 2016 - 02:20 a. m.

El "New York Times" puso bajo la lupa el trato privilegiado que los Estados Unidos les ha garantizado a los jefes paramilitares extraditados, negando a las víctimas el derecho a la justicia, la verdad y la reparación.

Además, vale la pena resaltar que el gobierno de los Estados Unidos ha dado un trato bien distinto a uno de los máximos líderes de las Farc, Ricardo Palmera, conocido como Simón Trinidad. La justicia americana lo condenó a 60 años de reclusión por el secuestro de tres contratistas estadounidenses, a pesar de que Trinidad no participó directamente en este delito y de que no fue hallado culpable por narcotráfico (delito por el cual originariamente fue extraditado).

Así, lo que el New York Times resalta es una justicia de doble rasero, que favorece a los jefes del narcotráfico colombiano, burlándose de las víctimas.

Quizás uno de los aspectos más perturbadores del reportaje son las declaraciones de unos fiscales norteamericanos que revelan el sesgo ideológico y la ignorancia sobre el fenómeno paramilitar y la historia colombiana.

De Jorge 40, la juez Reggie B. Walton en la sentencia dijo que “luchaba contra un enemigo que creo, probablemente, que si ese enemigo hubiese ganado, no habría mejorado la calidad de vida de la gente en Colombia. Lo que quiero decir es que estaban implicados en actividades con ciertas buenas intenciones”.

El fiscal antidroga Robert Spelke, quien dijo que Mancuso es un caballero, afirmó que “algunos de estos tipos eran realmente malos, pero no tanto”. Y agregó, “A veces es difícil creer que hicieron lo que hicieron. Está claro que hicieron cosas asquerosas. Pero ya se sabe que eso es lo que pasa en las guerras civiles”.

Esas declaraciones pueden incomodar o quizás hasta causar rabia. Pero al pensarlo bien, estos comentarios no son muy distintos de la indiferencia oportunista que muchos demostraron en Colombia hacia las masacres de los paramilitares.

De hecho, el sector que hoy se opone al acuerdo con las Farc no protestó cuando el presidente Uribe y su gobierno propusieron una Ley de Justicia y Paz que no contemplaba ni un día de cárcel para los paramilitares. Fue la Corte Constitucional la que se opuso a la impunidad total que el gobierno de Uribe quería para los paramilitares. Vale la pena recordarlo hoy, cuando el presidente Uribe padece amnesia y se presenta como el paladín contra la impunidad.

Mientras tanto, en una cárcel de máxima seguridad del Colorado, Simón Trinidad está pagando su pena de décadas.

El comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, dijo justamente que Trinidad debería ser parte del acuerdo de paz. Hoy el único que tiene el poder de conmutar la pena es el presidente Barack Obama. ¿En su próximo viaje a Nueva York, logrará el presidente Santos persuadir a su homólogo? No sería apelar al favoritismo; más bien, se trataría de un acto de justicia en un momento histórico para la paz y la reconciliación de Colombia.

 

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