Optimización

José Fernando Isaza
08 de junio de 2017 - 02:00 a. m.

Una buena noticia es que cuatro reconocidos líderes de la política no corrupta y defensores de la paz negociada y no de la tierra arrasada unen sus esfuerzos para lograr una significativa participación en el próximo Congreso y tener una real posibilidad de éxito en las elecciones presidenciales del 2018. Son Sergio Fajardo, Claudia López, Jorge Enrique Robledo y Antonio Navarro. Esta coalición optimiza la posibilidad de ganar con un candidato, si se acuerda escoger el que tenga mayores posibilidades de éxito y se reduce el ego a sus justas proporciones.

No se necesita ser un experto en cálculos electorales para concluir que, si van separados a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, con alta probabilidad ninguno pasaría a la segunda vuelta. Además, el Congreso perdería la presencia de un grupo de senadores que han mostrado trabajo responsable, han ejercido el control político al Ejecutivo, han destapado ollas podridas y además muestran una hoja de vida sin manchones por corrupción u otros delitos.

Los cuatro generan confianza. Fajardo muestra resultados en su gestión como alcalde de Medellín y gobernador de Antioquia, la prioridad otorgada a la educación esta en línea con la mayor necesidad de Colombia para avanzar en la construcción de un país moderno y equitativo. Navarro fue un gran gobernador de Nariño y es la prueba de que es posible ejercer con éxito la política sin armas. Claudia López no solo es la voz de las minorías, sino también una aguerrida defensora de los derechos humanos y una valiente investigadora que destapó la punible alianza entre políticos y paramilitares. Robledo es un parlamentario que entiende el papel del Legislativo como un poder independiente de los halagos del Ejecutivo, ha conducido a debates históricos contra la corrupción de los más altos funcionarios públicos y sus familiares cercanos. Años atrás se distinguió como investigador y profesor universitario, sus libros sobre el dominio de clase en la colonización cafetera y la arquitectura de este proceso son textos actuales de consulta.

Este grupo, que podría localizarse en el centro, centroizquierda, debería convocar también a sectores liberales progresistas y demócratas defensores de los derechos humanos. Dirigentes como Humberto de la Calle, investigadores y analistas sociales de la talla de Cecilia López M., académicos como Moisés Wassermann, Guillermo Páramo, político-académicos como A. Mockus y otros del mismo talante contribuirían a ampliar el espectro, respetando los limites de la decencia política.

El debate sobre la participación o no de Petro en esa inicial coalición lo abrió el mismo exalcalde. Como esta es una columna de opinión, la expreso. Sería un grave error vincularlo, crearía polarizaciones profundas. Si bien fue un buen parlamentario, su gestión administrativa deja mucho que desear. Además, su simpatía por el modelo venezolano no es fruto de ningún oportunismo político, es un convencido de ese sistema. En Bogotá lo trató de aplicar, no mejoró significativamente la calidad de vida de los sectores más necesitados, el agua básica gratuita es una excepción a lo anterior. Buena parte de su innegable acogida a los estratos bajos se debe a que repartió la mortificación ciudadana a casi todos los habitantes de la ciudad, no mejoró a unos, pero desmejoro a los otros. Cierto parecido con el modelo madurista.

 

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