Osorio

Iván Mejía Álvarez
02 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

La goleada que le propinó Alemania a México ha desempolvado una polémica que nunca ha terminado en México: Osorio es un entrenador fuera de serie por revolucionario y porque da resultados o el técnico risaraldense es, dicen sus enemigos, un encantador de serpientes.

Osorio tiene esa rara virtud o defecto, todo depende del cristal con que se le mire, de levantar pasiones a su alrededor, de generar controversia por sus actos y sus palabras. Le odias o le amas.

Nadie discute que Osorio es un ser valioso, esforzado, trabajador, luchador, que ha escalado de la nada a un puesto importante como técnico de la selección mexicana. Tampoco se discute que en su profesión ha ganado más de lo que ha perdido. Lo que está en controversia son sus métodos, para algunos poco ortodoxos, y su ideario.

Osorio llegó a un país dividido futbolísticamente en dos corrientes: los amigos del sistema Televisa y todos los demás. Así ha sido con sus predecesores, así ha sido con Hugo Sánchez, Ricardo Lavolpe, el Piojo Herrera, Milutinovic, etc. Si el técnico lo pone Televisa, la otra mitad le da con todo.

En el breviario de Osorio figuran las rotaciones, incluidos los porteros, lo que impide tener una nómina fija, una titular, y genera muchas dudas entre aficionados y críticos. Cuando otros modifican permanentemente la nómina se trata de genialidad, cuando lo hace Osorio es capricho. En lo que parecen estar todos de acuerdo es que una cosa es rotar jugadores y otra inventarles posiciones a los futbolistas por experimentar.

Los números de Osorio en México son superlativos, dicen algunos, pero otros miran más allá de la simple estadística y dicen que no le ha ganado a nadie. Que los tres partidos importantes que ha jugado han terminado con dos goleadas en contra: Chile y Alemania, y un empate con Portugal. Lo otro ha sido el enfrentamiento permanente con adversarios de menor cuantía. Empero, contra esos mismos rivales en años anteriores el seleccionado mexicano pasaba las verdes y las maduras, y ahora solventa con éxito esos mismos compromisos.

Los mexicanos tienen un espíritu nacionalista arraigado a más no poder. Ellos creen tener un fútbol de alto vuelo, de alto nivel, de alta competición y la historia indica que México no es nada a nivel internacional. No han ganado nada más allá de sus Copas de Oro y sus torneos de Concacaf. Pero vaya dígaselos, hágales entender que con la boca son campeones, pero en la práctica su fútbol es mediocre y sus jugadores ídem.

Finalmente, le dejo una inquietud: ¿usted contrataría a Osorio como DT para la selección de Colombia?

 

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