Otra mirada de Pueblo Bello

Cartas de los lectores
27 de enero de 2015 - 04:00 a. m.

Con sorpresa terminé la lectura del artículo publicado el pasado domingo 18 de enero, relacionado con la conmemoración de los 25 años de la desaparición forzada de 43 personas en Pueblo Bello (Turbo), cometida por paramilitares bajo el mando de Fidel Castaño.

Si bien el texto de Juan David Laverde Palma cumple con el deber periodístico de informar a los lectores sobre el contexto de lo ocurrido en aquella fecha, la verdad que aún siguen esperando los familiares y los incumplimientos del Gobierno Nacional en parte de la sentencia ordenada por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, sorprende la absoluta omisión que hace el reportero de los evidentes cambios que están ocurriendo con las víctimas del conflicto armado de este corregimiento y con el mismo Pueblo Bello.

Mi extrañeza radica especialmente en la parte del texto que afirma que en Pueblo Bello “no hay mucho en qué detenerse” cuando, para su conocimiento, a muy pocos pasos del mural de homenaje a las 43 víctimas y donde se realizó parte del evento el pasado 14 de enero, se encuentra el centro social y comunitario “Remanso de Paz”, que alberga el Salón de la Memoria de Pueblo Bello.

Esta edificación de 264 metros cuadrados, en la que se invirtieron  cerca de 1.200 millones de pesos –1.100 de la Gobernación de Antioquia y 100 de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas–, es la evidencia tangible de un proceso de reparación transformadora que lidera desde 2012 la Gobernación de Antioquia con 402 familias víctimas del conflicto armado del corregimiento, 26 de ellas de la sentencia de la Corte IDH, con el programa Ruta Integral para Víctimas del Conflicto Armado.

Sorprende que al reportero no le hubiera llamado la atención del telón gigante de 8 metros de ancho por 3 metros de alto pintado, cosido y tejido a mano por cerca de 100 personas de 8 veredas del corregimiento, con los nombres de 124 víctimas de diferentes hechos relacionados con el conflicto armado.

Esta hermosa e impactante pieza recoge el proceso de recuperación emocional y de memoria comunitaria realizado tras un año de un año de trabajo con 21 grupos de apoyo mutuo con 180 adultos y 170 niños y niñas. Además de la intervención psicosocial, la Ruta Integral gestiona oferta en componentes como educación, cultura, seguridad alimentaria, acompañamiento jurídico, entre otros.

Contrario a lo que afirma el artículo, hoy en Pueblo Bello –y gracias a la articulación de la Gobernación con diferentes instituciones– sí hay muchas cosas en las que detenerse. Por ejemplo, en el mejoramiento de la carretera El Tres-San Pedro de Urabá, en la que con recursos de Colombia Humanitaria se invirtieron 5.799 millones de pesos y hoy permite que los pobladores lleguen de Turbo a su corregimiento no en tres horas, como antes, sino en hora y media.

También, en las 95 familias con un proyecto de cultivo de maíz, los 100 niños y niñas que participan en el Centro de Iniciación y Formación Deportiva (con Corbanacol e Indeportes), la dotación de la institución educativa con 15 instrumentos musicales, la entrega de 100 becas de iniciación musical con la Fundación Yamaha y la intervención de 95 viviendas, 15 espacios públicos y 10 murales con el proyecto Colores de Paz.

Si bien estas acciones no están enmarcadas en la sentencia de la Corte Interamericana contra el Estado colombiano, estoy convencido de que el periodismo no solo debe servir para mostrar lo que falta por hacer o está mal hecho, sino que también debe poner la mirada en los avances y esfuerzos que comunidad y Estado hacen por construir un país diferente, por pasar la página dolorosa de la violencia y trabajar desde las oportunidades, la inteligencia y los talentos, que es la apuesta de Antioquia más la educada.

Santiago Londoño Uribe.

Secretario de Gobierno

Departamento de Antioquia

 

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