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Parálisis de las economías

Hernán González Rodríguez
12 de diciembre de 2014 - 01:20 p. m.

“El cambio de una población en aumento hacia una población en declinación es la causa de las recuperaciones económicas enfermizas, las cuales fallecen en su infancia, así como de las depresiones que se alimentan a sí mismas, dejando millones de desempleados sin posibilidades de volver a trabajar”, afirmó un prominente economista, Alvin Hansen.

 Recientemente, Larry Summers, de la Universidad de Harvard, también inculpó a la demografía de la “parálisis prolongada” que padecen los países ricos de la tierra. El envejecimiento de la población reduce la demanda y evita que funcionen estímulos como los bajos intereses para reactivar las economías.

Japón, Alemania, el Reino Unido están presentando síntomas de parálisis económica a la par con la reducción de sus habitantes en edad de laborar. La recesión reciente parece haberles acelerado el retiro prematuro de muchos trabajadores.

El caso de Japón es particularmente indicativo de la relación de causalidad, ellos frenaron su crecimiento económico y entraron en deflación en 1990, precisamente cuando su población en edad de trabajar se comenzó a reducir.

En los Estados Unidos, la extraordinaria generación de los niños nacidos al terminar la Segunda Guerra Mundial, comenzó a jubilarse en 2008, a los 62 años, precisamente cuando se les presentó la crisis de las “hipotecas malas”, de la cual todavía no han podido recuperarse totalmente.

Otra manera como la demografía afecta el crecimiento y las tasas de interés se observa en la reducción de los ahorros. Los adultos jóvenes gastan muchísimo en educación, vivienda, estándar elevado de vida… no así los adultos mayores, quienes se dedican a ahorrar hasta cuando se jubilan. De ese momento en adelante comienzan a gastarse lo que ahorraron en la Seguridad Social durante su vida laboral. Hasta aquí resumo los puntos de vista de la revista The Economist en un artículo titulado “No country for young peopel”

En los países del Tercer Mundo, sobre todo, los islamistas, la demografía ha reducido el crecimiento económico por medio de una explosión demográfica sin precedentes en la historia de la humanidad, la cual ha ocasionado una gran miseria y una falta de oportunidades que explota por doquier. Por ejemplo, los niños de Centroamérica que emigran a los Estados Unidos.

Las guerrillas, las bandas criminales, los combos, los Estados islamistas… son el resultado en alguna medida de la imposibilidad de cualquier nación para alimentar, educar y darles trabajo a los hijos de madres con cinco o más hijos concebidos durante su edad reproductiva.

La inversión inicial para emplear un conductor de taxi, entre vehículo, cupos y otros, se acerca a los cien millones de pesos colombianos por conductor. En empresas más sofisticadas no rebaja de trescientos millones la inversión inicial requerida para crear un solo empleo.

Algunos gobiernos y religiones, en lugar de combatir la miseria por las ramas y con retórica populista, deberían ocuparse más de racionalizar las tasas de fertilidad en los sectores con pobreza suma. Los sectores educados ya presentan en Colombia tasas de fertilidad satisfactorias.

 

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