Partiditos

Iván Mejía Álvarez
28 de marzo de 2015 - 11:11 p. m.

El nuevo lema de la Federación es “Todo sea por la plata”. A Bedoya y el comité ejecutivo no les interesan temas diferentes al económico y por eso están felices con esos “bolitos” en Oriente Medio ante ignotos rivales, sin nivel futbolístico, sin pasado, presente o futuro.

Entraron cerca del millón de dólares que los generosos reyes de esas “arabias” les dieron para poder admirar en persona a Falcao, Cuadrado y compañía. Para ellos, una chichigua. Para nosotros, un montón de dinero, más los tiquetes en primera, las atenciones personalizadas y las generosas tomas en televisión de don Luis, quien se veía como todo un “pachá” en su sillón de oro, rodeado de guirnaldas, en medio de la realeza de Baréin.

Bedoya, como ya se sabía que iba a suceder, descarga toda la responsabilidad en Pékerman. Fue el técnico quien seleccionó los rivales y el historial de los amistosos de la selección indica que al argentino no le gustan los rivales experimentados, poderosos o de buen nivel. A Pékerman le encantan esas peritas en dulce, esos inocentones adversarios que, como en el caso de Baréin, demuestran tal ignorancia del juego, concepción colectiva y condiciones individuales que convierten los partidos de fogueo en alegres aventuras parvularias.

Además, hay que seguir siendo los terceros del mundo, según la Fifa y su extraño escalafón.

No faltará quien acuda al quite indicando que así les ha ido bien a Pékerman y a la selección, no exponiéndola a enemigos con poder para evitar derrotas innecesarias o malos tragos y que él es libre de escoger y seleccionar. Es cuestión de tiempos, dirían otros, porque previamente al Mundial se jugó con Jordania y Senegal, rivales adecuados previos a la competición, pero faltando tres meses para la Copa América los dos equipos seleccionados para el fogueo no dejan margen alguno para sacar conclusiones técnicas de ninguna especie.

Por lo tanto, resulta risible e irónico que algunos se aceleren a sacar el carro de bomberos por la goleada a Baréin y aparezcan los datos estadísticos que enmascaran la cruda realidad de un partiducho sin nivel, sin categoría, en el que Colombia ha metido la mayor goleada de su historia, Falcao volvió al gol y se lanzaron algunos jugadores nuevos en la idea de la renovación, tan útil y necesaria, pero ante rivales que de verdad exijan.

Por lo pronto, como no hago parte del coro, estos partiditos no me dicen nada en lo deportivo y los únicos felices son los que tienen las llaves de las cajillas de seguridad en los bancos suizos y los amigos y familiares de Bedoya que lo vieron en medio de la realeza.

 

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