Pekerman

Hernán Peláez Restrepo
09 de enero de 2012 - 11:00 p. m.

Lo conocí en 1975 cuando El Tiempo invitó a varios jugadores para un trabajo fotográfico en El Campín y después un almuerzo en el club del periódico.

Vino con Raúl Navarro, Silva Pacheco, Joaquín Sánchez, Hermenegildo Segrera, entre otros. Hombre callado, tímido quizá y reservado. A los 28 años debió abandonar su profesión por lesión seria en rodilla. Luego Jorge Barraza me pidió una foto del DIM donde estaba Pekerman al lado de Hugo Gallego para la revista de la Conmebol. Años después tuvo éxito al frente de selecciones juveniles de su país. Su gran pecado: no haber confiado en Messi en el Mundial de Alemania, cuando dirigía la mayores.

Ahora estará al frente de la selección nuestra. Sé de su intención sana para clasificar, aunque le asalta la duda si la Colfútbol, con tanto negociado de por medio, realmente está interesada en el Mundial de 2014. Quisiera ofrecerle algunas pistas para su trabajo.

Primero: debe conocer y conseguir el apoyo de los tres patrocinadores de la selección. En algún momento le podrían colaborar.

Segundo: escoja usted mismo los juegos amistosos. Está comprobado que en el Comité Ejecutivo hay intereses en común con empresarios de juegos en Miami y proximidades.

Tercero: no someta la lista de las distintas convocatorias a ese Comité. Bastaría recordar que en la época de Maturana llamaron a un arquero de apellido Vidal, que ni jugó en América y menos en la selección, pero le hicieron un favor a alguien. Y hace poco apareció Diego Arias para que llenara su hoja de vida.

Cuarto: proceda de acuerdo con su criterio. En la confección de nóminas y en la oportunidad de probar contra rivales de peso. No admita empresarios ni consejeros. Estos del Comité envolatan a un duende. Manténgalos a 9,15, como en las barreras en tiros libres.

Si Blatter, el terrorífico presidente de la Fifa, ya está cuestionado por sobornos y compra de votos, mal puede esperar que los discípulos de él sean mansas palomas.

De buena fe le hago estas recomendaciones, porque nosotros sí queremos ir al Mundial. Los de la Colfútbol, no sé. Ellos sólo piensan en el billete acumulado en Suiza y en la viajadera. Usted entró a la cueva de Rolando y espero sea capaz de eludir todas las artimañas de estos sabios a perpetuidad.

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