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¿Peligra la paz?

Luis I. Sandoval M.
12 de mayo de 2014 - 04:27 a. m.

Como están hoy las cosas cabe hacer tres preguntas tan elementales como definitivas: ¿Peligra la paz con las FARC-EP si no se reelige al Presidente Santos? ¿Peligra la paz si el ELN no entra al proceso? ¿Peligra la paz si la sociedad no pasa de la incredulidad al entusiasmo por el proceso? Estas preguntas remiten a posibilidades y riesgos no descartables. Merecen unos minutos de reflexión.

¿Peligra la paz con las FARC-EP si no se reelige al Presidente Santos? El primero en responder por la afirmativa es el propio Presidente candidato. “Nunca habíamos avanzado tanto, hay que concluir los acuerdos y pasar a la fase de transición, yo debo completar la tarea, por eso quiero ser reelegido”. Creo que esta paráfrasis expresa bien el sentir del Presidente. Es perfectamente explicable que toda la campaña por la reelección esté centrada en la oferta de continuar para completar. Naturalmente muy distinto opinan los otros candidatos y candidatas: uno (Zuluaga) anuncia que suspendería el proceso o lo sometería a condiciones muy exigentes; otros (López, Peñalosa, Ramírez) plantean que el proceso debe mantenerse pero que solo si pasa a sus manos sería exitoso. Analistas observan que lo logrado por Santos es tan sólido que inclusive sin su reelección se continuaría, observación que otros no comparten manteniendo que el proceso se frustra si Santos no es reelegido.

¿Peligra la paz si el ELN no entra al proceso? La inminencia de los diálogos con esta insurgencia lleva años. Inclusive avanzó con el Presidente Uribe. Se pudo pensar en un momento que la paz sería primero con el ELN. El hecho de que este movimiento no haya entrado al proceso debilita el empeño general de la paz política porque sigue el país con la paz parcelada que en la práctica ha significado la continuación de la guerra. Su persistencia alienta la disidencia frente al proceso de La Habana. El gobierno y en particular los militares argumentarán, ya lo están haciendo, que el aparato militar no puede desmontarse porque la situación de guerra continúa. El futuro es incierto para el propio ELN que, firmados los acuerdos con las FARC, recibirá todo el peso de la acción armada estatal.

¿Peligra la paz si la sociedad no pasa de la incredulidad al entusiasmo por el proceso? En general el gobierno ha hecho bien la tarea en La Habana, pero no la ha hecho igualmente bien en el país para obtener comprensión y respaldo de la opinión. Ojo: mucha gente no le da a los diálogos la centralidad que el gobierno les atribuye, están más preocupados por tierra, trabajo, salud, educación, vivienda, pensión, futuro de sus hijos. Lo reflejan las grandes acciones colectivas del 2013 y las actuales. A estas preocupaciones se añade otra, también vital, la referida al ascenso vertiginoso de la corrupción que revela una degradación extrema de la política y de lo público. Los escándalos actuales en las campañas de Santos y Zuluaga así lo ponen de manifiesto. Ello indica que la paz está ligada a la equidad social y a la recreación de la política.

Ganar el apoyo de la sociedad a la paz no será, por tanto, asunto solo de propaganda sino de avances objetivos en vida digna y política digna. El tratamiento democrático a la protesta social es una vía para la paz, pero el gobierno no parece entenderlo así. La paz peligra si La Habana va bien y el país va mal. Frente al repugnante estado de cosas actual la fuerza de los indignados e indignadas tiene que hacerse sentir el 25 de mayo.

lucho_sando@yahoo.es / @luisisandoval 

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