A pensar en positivo

Felipe Jánica
03 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

Tras la decisión de la Junta Directiva del Banco de la República, sólo nos queda seguir pensando en positivo. Es que el inicio del 2017 no ha sido uno de los mejores de los últimos años. Todo esto sumado a una serie de eventos globales que han desestabilizado la economía colombiana. Tanto para contagiar a empresarios como a ciudadanos de a pie.

La decisión del viernes pasado por parte del emisor ha sido más que acertada. Llegar a una tasa de interés de intervención de 5,75 % conviene no sólo a la industria sino al comercio que tanto lo necesita. La disminución de los 50 puntos básicos está fundamentada por varios aspectos dentro de los que se destaca, por supuesto, la disminución de la inflación. Ésta, anualizada a mayo, se situó en 4,37 %. Sin embargo, la inflación no baja la guardia y habría que centrar la atención en el segundo semestre, sobre todo con la contribución del IPC de alimentos.

Si bien la medida de disminución de la tasa de interés es plausible, el país sigue caminando bajo la guía del corto plazo. Las decisiones en política monetaria no tienen otra vía que la de seguir su mandato. No obstante, lo que se reclama son las medidas de mediano y largo plazo que conduzcan a una estabilidad no sólo en la tasa de interés sino en otros indicadores macroeconómicos. Parte de este corto placismo es derivado de la fuerte dependencia de las materias primas.

Prueba de ello es la dependencia del petróleo. Gracias a esto vemos una fluctuación significativa del peso frente al dólar representada en las últimas semanas por fuertes devaluaciones de nuestra moneda. Si bien este no es el único factor que marca la tendencia de devaluación del peso colombiano, es uno de los determinantes, sin lugar a dudas. Otro factor que nos ha pasado la cuenta de cobro es el aumento de las tasas de interés de EE. UU., pues con ello los capitales comienzan a pensar en buscar mejores rentabilidades que las locales. Lo desafiante de esto es que la tendencia es que la FED siga con la tendencia alcista de las tasas de interés. Otro aspecto al que hay que prestarle atención es la débil demanda externa, que no repunta y escasamente superaría a la de 2017.

Si bien el primer semestre en materia macroeconómica no es el mejor, las decisiones de corto plazo son las pertinentes. La tarea pendiente entonces seguirá siendo el pensamiento de largo plazo en las decisiones por parte del Estado y no del Ejecutivo de turno. Lo rescatable de todo esto es que ya se está asimilando el duro efecto que tuvo y sigue teniendo la reforma tributaria corto placista, la que castigó duramente al consumidor y de paso exacerbó el incremento de la inflación.

Pero como no todo es malo, sigo pensando de manera positiva en la economía colombiana. Estoy convencido deque el segundo semestre será definitivo para el repunte del consumo interno. Con esto y con la dinamización de las inversiones de largo plazo por parte de los empresarios e industriales colombianos, seguramente conllevará a una construcción de no sólo un mejor segundo semestre sino el de un mejor inicio para 2018. El crédito es el que debe empezar su campaña de dinamización. Esta disminución de tasas de interés debe no sólo buscar incrementar la demanda de créditos sino trasladar a los clientes del sector financieros los beneficios de esta decisión. Así que en mano de los bancos estamos para que esto suceda.

 

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