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Percepciones

Fernando Araújo Vélez
29 de mayo de 2016 - 01:06 a. m.

A cuenta de las primeras impresiones, de las percepciones, fui ejecutado y ejecuté, fui despreciado y desprecié, y juzgué y fui juzgado. Por cuenta de esas impresiones, mil veces me dejé llevar por aquello que decían en los periódicos y en la televisión y en la radio y la gente en la calle sobre un color de uñas, una marca de ropa, una comida, y confundí la parte, una mínima e insignificante parte, con el todo. Creí en quienes decían que la primera impresión era lo que valía, y hasta llegué a contar ocho segundos en uno que otro primer acercamiento y, convencido, le dije que sí o le dije que no a alguien por aquellos ocho segundos, como lo aconsejaban los defensores de las primera impresiones.
 
Fui estúpido, cada vez lo comprendo con mayor claridad. Fui estúpido por creer en la veracidad de una percepción, por no entender que las percepciones estaban ligadas a un pasado, a unos discursos que nos taladraron, al bombardeo de los medios, a los mandamientos de la iglesia y los dioses, a las charlas del barrio, en fin, a todo aquello que nos formó. O nos deformó.
 
Las percepciones, hoy lo comprendo, me llevaron durante muchos años a repetir los lineamientos de quienes las defendían. Defendí su sistema de vida cuando concluí, por una primera impresión, que una compañera de la universidad no era digna porque tenía los zapatos embarrados y olía a campo. Defendí sus mandamientos y su bien y su mal cuando me alejé de un visionario porque fumaba marihuana. Defendí su estupidez cuando huí de la amiga de una amiga porque no había pagado sus impuestos. Defendí a los multiplicadores de lo mismo con los mismos cada vez que me incliné por creer en la ciencia de la percepción. Y me equivoqué, y fui cómodo, y fui injusto y arrastré en mi injusticia a unos cuantos en nombre de las percepciones. Fui facilista con ese facilismo para todo de los colombianos. 
 
Por muchos años, viví de percibir en lugar de pensar, y rechacé lo distinto, y juzgué y condené, hasta que un día vi en alguna noticia que la percepción de los colombianos sobre cualquier tema era tal. Luego encontré encuestas sobre percepción y estudios sobre percepción, nunca sobre pensamientos o experiencias. Era más importante creer que saber, juzgar que comprender. 
 

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

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