Precaución

José Fernando Isaza
14 de septiembre de 2017 - 02:00 a. m.

Un fuerte argumento para  adoptar los acuerdos que limitan la emisión de los gases de invernadero es el llamado “Principio de precaución”. Aun si no se conoce con total certeza el impacto del calentamiento atmosférico, con alta probabilidad este tendrá incidencias negativas para la humanidad. Bajo el principio de precaución se adoptan medidas que limitan el aumento de la temperatura.

Algo similar puede decirse sobre la explotación de hidrocarburos no convencionales con la técnica de fracturación hidráulica, fracking; aun si no hay completa certeza de los efectos negativos, hay suficiente evidencia para que, en beneficio de los ecosistemas, se restrinja este método de producción.

El método del fracking consiste en inyectar, en depósitos de hidrocarburos, agua a alta presión con todo tipo de contaminantes para fracturar las rocas y extraer los hidrocarburos.

Los efectos nocivos más importantes son: sismicidad inducida y contaminación de los acuíferos. Son múltiples los estudios que muestran el incremento de la actividad sísmica donde se producen petróleo y gas natural con el método de fracturación. La Universidad de Colorado y el servicio geológico de los Estados Unidos concluyen: “El número de sismos (de magnitud mayor de dos en la escala de Richter) asociados a las actividades de pozos de inyección se ha disparado pasando de un puñado en 1970 a más de 650 en el 2014”. Un estudio de la Universidad de Stanford explica cómo los procesos de inyección de aguas residuales provocan terremotos, los cuales, de acuerdo a una publicación del Seismological Reserch Letter, llegan a una magnitud de 4,8. En Oklahoma se limitó la actividad de fracking al constatar que se pasó de tres sismos de magnitud tres o más, a 907 en el 2014. En el Estado de Nueva York y en la ciudad de Filadelfia, zonas de escasa o nula sismicidad, se han producido temblores; en esta ciudad, ocho en los últimos diez años, una clara señal de alerta.

Otro efecto negativo es la contaminación de los acuíferos. Los promotores del fracking afirman que el proceso de ruptura se produce a 2.500 metros o más de profundidad y no hay contaminación de los acuíferos superficiales. Esta explicación es incompleta; el agua que sale con los hidrocarburos es tan contaminada que se reinyecta a poca profundidad, afectando la posibilidad de uso de las aguas subterráneas.

En la producción de gas natural, de acuerdo con National Oceanic and Atmospheric Administration, se producen escapes del 2 al 4 %; como el metano tiene entre 25 y 50 veces mayor efecto invernadero que el CO2, al final, producir energía con este metano contribuye más al calentamiento que hacerlo con carbón.

En Colombia, el Ministerio del Medio Ambiente dice que no están listos los lineamientos ambientales para desarrollar la técnica de fractura y que se requiere un estudio de aguas más detallado y un más completo estudio sismológico. El Ministerio de Minas y Energía ya ha adjudicado 12 bloques exploratorios y un contrato de concesión. Se viola el principio de precaución. Colombia es un país altamente sísmico, con fallas geologías y placas tectónicas que lo hacen vulnerable. ¿Se justifica aumentar los riesgos?

Perogrullo dice que es mejor tener petróleo que no tenerlo, pero ¿a cualquier costo? Es más conveniente explorar zonas para producir petróleo convencional y aumentar la recuperación de yacimientos existentes con técnicas menos riesgosas y contaminantes que el fracking.

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar