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Precaución, paz, minería y ambiente

Juan Pablo Ruiz Soto
11 de septiembre de 2012 - 10:50 p. m.

El paso de Frank Pearl por el Ministerio del Ambiente le ha de servir para su nueva función como negociador en el proceso de paz. Asumimos que Pearl incluirá criterios ambientales cuando en las negociaciones se traten temas como minería y tierras.

Esperamos que aplique en muchos ámbitos de las negociaciones el criterio de precaución que argumentó al firmar la resolución 1518 del 31 de agosto pasado, resolución que suspende, temporalmente, la sustracción con propósitos mineros —creada por la Ley 2ª de 1959— de áreas de la reserva forestal en la Amazonia.

En los considerandos de la resolución 1518, el exministro hace referencia a deberes ambientales del Estado, estipulados en la Constitución, a la Ley 99 de 1993, a los principios fundamentales que deben enmarcar la política ambiental nacional y a la aplicación del principio de precaución para la protección del medio ambiente, en ejercicio de los acuerdos internacionales firmados por Colombia. De igual manera, Pearl menciona cómo la Corte Constitucional, en diferentes sentencias, ha esgrimido el principio de precaución para declarar inexequibles algunos intentos legislativos a favor de la minería, por considerarlos contrarios a la vida y el medio ambiente.

La moratoria a la sustracción de áreas —de la reserva forestal amazónica para propósitos mineros— está plenamente argumentada desde lo local, lo regional y lo global, debido a temas de biodiversidad, cambio climático y respeto al espacio cultural y al hábitat natural de importantes grupos indígenas. Esto debe llevar a la exclusión de la minería de manera definitiva en muchas áreas de la Amazonia. Y dado que —como bien sabemos— hay minería en varios lugares de la Amazonia, en las negociaciones de paz este tema es ineludible.

Pero la minería no es la única amenaza para los ecosistemas naturales y los servicios ambientales asociados, que favorecen la calidad de vida de todos los colombianos. La dinámica del sector agropecuario define la expansión de la frontera agrícola y, por lo tanto, la supervivencia de buena parte de nuestros bosques. Este tema estará en la mesa de negociaciones, pues es evidente la relación entre paz y tenencia y uso de la tierra.

En 1985-87 participé en los proceso de negociación entre la Presidencia y las Farc cuando correspondió al Inderena la sustracción de reserva forestal del medio y bajo Caguán. En aquel entonces el interlocutor del proceso desde las Farc fue Iván Márquez. Las Farc terminaron siendo ambientalistas y decretando vedas de pesca y caza. Luego las cosas han cambiado.

Como uno de sus puntos más controvertidos, el actual proyecto de Ley de Tierras considera la asignación de derechos de uso sobre los llamados “baldíos nacionales”, a tiempo que carece de medidas claras para evitar que —como ya está ocurriendo— las multinacionales se apropien de nuestro suelo con potencial agropecuario, poniendo en riesgo nuestra seguridad alimentaria. Sin duda, esto tiene implicaciones políticas y será otro tema de negociación en el proceso que se avecina. Son muchos los temas que relacionan paz y medio ambiente. Esperamos que Pearl, quien como ministro de Medio Ambiente dedicó mucho tiempo a las conversaciones de paz, ahora, como negociador de paz, dedique tiempo y esfuerzo el tema del medio ambiente.

 

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