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Precios de Nueva York

Felipe Zuleta Lleras
08 de junio de 2013 - 10:00 p. m.

Por los horarios que manejo en Blu Radio no suelo ir mucho a restaurantes, pues la verdad la levantada a las 3 de la mañana impide que uno salga mucho durante los días de semana. Sin embargo, en las pocas oportunidades que he ido en estos nueve meses, quedé realmente espantado con lo que está pasando con los precios que están pagando los bogotanos por cada entrada o plato principal. He visto platos desde $36.000 hasta $120.000, sin que lo que le sirvan a uno sea realmente una maravilla.

Tan sólo hace unos pocos días un amigo estuvo almorzando en Café Renault, en el parque de la 93, en el norte de Bogotá y, por un antipasto, le cobraron $200.000. Es decir, US$100. En el afamado restaurante Salinas le cobran a uno $36.000 por una sopa de verduras y $16.000 por una porción de alverjas. Algunos me dirán que si me parece costoso no vaya y, la verdad, eso es lo que dejé de hacer hace tiempos, pues me da cierta indignación que estemos pagando precios más caros que en NY o París, dizque porque Bogotá está costosa.

Ni qué hablar de los vinos. Realmente es un robo a mano armada. Por una botella de vino Santiago Ruiz, Albariño que en NY se cobra a US$70, acá cargan la bobada de $280.000. Eso por sólo mencionar un caso, pues he llegado a pagar $160.000 por un vino que en Carulla los viernes con descuento cuesta $55.000. Y eso que los restaurantes lo piden a las grandes distribuidoras. Es decir, que nos están, literalmente, metiendo las manos al bolsillo.

Ahora, ustedes se preguntarán por qué viven llenos todos los restaurantes. Pues les quiero decir que esa pregunta me la he hecho muchas veces. Primero porque hay una nueva clase a la que pertenecen petroleros y mineros, muchos de ellos extranjeros. Segundo, porque en este país se siguen lavando billones de pesos al año y muchos de los comensales manejan efectivo al mejor estilo mafioso, y tercero, porque muchos de ellos creen que si los ven en Salinas o en Harry les mejora su estatus. Debo decir que algunos restaurantes como estos dos últimos han mantenido una tradición por años. Es decir, que se come bien. Pero por Dios, no a precios de NY, París o Roma.

Cosa diferente pasa en Medellín, en donde han puesto magníficos restaurantes, con precios módicos y, sobre todo, en donde han optado por lo contrario de Bogotá, es decir, que los vinos son de $40.000 a $60.000 y compiten por la calidad de la comida. Por eso hay sitios que se han vuelto famosos en muy poco tiempo, con unos estándares internacionales en servicio y comida, pero nunca en precios.

Les confieso que otra de las razones por las que no he vuelto a restaurantes, aparte de la falta de tiempo y los altos costos, es porque casi siempre en la mesa de al lado hay algún corrupto hablando en voz baja viendo a ver cómo se roban alguna licitación. Si todavía los ve uno a los que deberían estar presos, imagínense lo que se negocia en cada uno de esos bacanales. Por lo pronto que vayan los que quieran mostrarse. 

 

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