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Presidente y vicepresidente retan al sistema de salud

Fernando Galindo G.
12 de octubre de 2012 - 11:00 p. m.

I. El Presidente. La coincidencia de la enfermedad de Juan Manuel Santos con el estado de salud de Angelino Garzón ha generado un debate político y de especulación, originado por el presidente del Senado, Barreras Montealegre.

El presidente Santos dio un ejemplo de dignidad y responsabilidad como jefe de Estado al disipar las suspicacias sobre su condición. Ejemplos de lo que podría ocurrir hay por doquier en la patria y en el continente. La salud del presidente y la del vicepresidente son asuntos de interés nacional.

A diferencia de otros mandatarios, Santos optó por el talento y las instituciones nacionales, aunque, siguiendo la recomendación de su tratante, requirió en Estados Unidos una “segunda opinión”, que nunca sobra en decisiones médicas de relativa complejidad.

Al abandonar el hospital, el presidente exhortó a sus conciudadanos a practicarse exámenes preventivos de enfermedades que, como el cáncer, podrían detectarse tempranamente y evitar su evolución a desenlaces fatales. Si la recomendación de Santos es acogida como corresponde, el sistema de salud debe afrontar cambios trascendentales, que le den a la prevención y promoción de la salud una posición prioritaria, por encima de la de los rendimientos económicos de los intermediarios. Operativamente, las EPS deben asignar las citas con los especialistas tan pronto sean solicitadas por los afiliados y no varios meses después, cuando la enfermedad ya esté desarrollada.

II. El vicepresidente Garzón. Desde el inicio del gobierno ha estado afligido por enfermedades graves y cirugías mayores (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular), que, gracias a Dios, ha superado afrontando las secuelas de las mismas con las terapias recomendadas por sus médicos. Su renuencia a dejarse examinar por la junta médica designada por Barreras M. empeoró la incertidumbre que rodeó el episodio del ACV, por el que fue intervenido en la clínica Reina Sofía el pasado mes de junio. No sólo desafió la autoridad del Congreso, sino que suscitó un conflicto de competencias al interior de la profesión médica (“Una frustrada junta”, Fernando Sánchez T., El Tiempo, 6-10-2012). Para los representantes de las organizaciones médicas integrantes de la fallida junta —distinguidos especialistas en ginecobstetricia, (Fernando Sánchez T., por la Academia Nacional de Medicina; Francisco Pardo V., por el Tribunal de Ética Médica) y en pediatría (Sergio Isaza V., por la Federación Médica Colombiana)— y sus acompañantes, debió ser incómodo tener que aceptar el encargo, cuando otros colegas, igualmente respetables, han tenido a su cargo el manejo de la salud del vicepresidente Garzón. En su artículo el doctor Sánchez menciona la presencia en la reunión de “cerca de 15 médicos de Colsánitas”, entidad a la que está afiliado el vicepresidente y dueña de la mencionada clínica.

El concepto sobre la condición actual de salud del vicepresidente debió ser interconsultado con los profesionales que lo intervinieron y lo han seguido en el postoperatorio.

 

* Fernando Galindo G.

 

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