Notas de buhardilla

Puntada sin dedal

Ramiro Bejarano Guzmán
12 de febrero de 2017 - 02:00 a. m.

Raro que Néstor Humberto Martínez, tan hábil y con vastísima experiencia en el sector público, haya terminado enredado por sus declaraciones sobre el supuesto ingreso de dineros de la multinacional del soborno Odebrecht en la campaña presidencial de Santos II, que dejó al Gobierno atravesando uno de sus peores momentos y radiante al uribismo.

Martínez Neira tenía que saber que soltar la bomba de que el tristemente célebre Otto Bula había entregado dineros a la campaña santista no iba a pasar inadvertido, ni aquí ni afuera. Y también tenía que haber previsto que hacer semejante anuncio para casi inmediatamente revelar que no tenía “prueba física” (sic) de tan grave acusación, iba a caer muy mal no solo en la Casa de Nariño, sino en el país entero. Entonces lo que hay que preguntarse es: ¿por qué el fiscal se atrevió a tanto con tan poquito?

Lo comprobable hasta ahora es que cuando Martínez hizo el anuncio, ya se venía hablando de lo mismo en varios círculos y hasta en medios de comunicación. En efecto, en el programa de opinión Semana En Vivo, que conduce María Jimena Duzán, al que fui invitado el lunes pasado, los conspicuos uribistas José Félix Lafaurie y Everth Bustamante vaticinaron que a Santos le iba a reventar un escándalo porque en su campaña aparecerían dineros de Odebrecht. En principio me pareció más de lo mismo sobre la consabida estrategia del Centro Democrático de que para defenderse lo mejor es calumniar, y así lo expresé esa noche, pero al día siguiente, cuando el fiscal repitió esa versión, tengo que confesar que la “coincidencia” me asombró. Y ya armado el alboroto, otros más cayeron en la cuenta de que la truculenta historia se viene cocinando en muchos escenarios y en las mesas de reconocidos periodistas antisantistas.

Hoy el Gobierno enfrenta un período de convulsión severa que no se apagará porque los ministros hayan firmado un lánguido comunicado de respaldo a su jefe, porque, quiérase o no, de hoy en adelante tendrá que padecer un problema que, si mis cálculos no fallan, lo mortificará hasta que termine el mandato. De que todo le resulte mal a Santos seguirán encargándose Uribe y sus muchachos, quienes por ahora han conseguido que el huracán de Odebrecht, Gabriel García M y Otto Bula —que estaba devorando a los Ivanes, Zuluaga y Duque— se traslade a la sede presidencial.

Para no ir muy lejos, hoy con un Gobierno que tiene semejante dificultad obviamente se le siente débil en algunos frentes donde requiere de fortaleza. Por ejemplo, no se ve imposible que los enemigos de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP) logren su no disimulado propósito de que naufrague definitivamente. No son pocos los que acarician la posibilidad de que la JEP se venga abajo, con lo cual se le daría un golpe letal al proceso de paz, porque ellos no parecen estremecerse con las imágenes de unas Farc caminando en calma a la desmovilización, pues grande es el temor que les asiste frente a una justicia que podría tocar a las puertas de muchos de ellos.

Néstor Humberto no gusta de la JEP al igual que Cambio Radical y el Centro Democrático. Por ahora sabemos que eso los une, lo que no se sabe es qué los desune. Me resisto a creer que el fiscal, cuando hizo su tempestuosa declaración pública pero sin pruebas sobre el presunto ingreso de dineros de Odebrecht a la campaña Santos II, estaba calculando arrinconar al Gobierno precisamente ahora que se avecina el grueso de la discusión en el Congreso sobre el futuro de la JEP. En todo caso, malhadada coincidencia que viene a sumarse a la última propuesta de José Obdulio de poner en entredicho los acuerdos de paz si llegaren a ganar ellos las elecciones en 2018.

Si a medida que avanza la tortuosa investigación por los sobornos de Odebrecht crece simultáneamente la ecuación de las dificultades para que se apruebe la JEP y para que la paz vuelva a estar lejos, entonces sabremos que el ruido de esta semana que aún no cesa, no fue una simple coincidencia, sino apenas el comienzo.

Adenda. ¿Qué tendrá para decir el presidente del Congreso Mauricio Lizcano sobre el cierre del programa de RCN Especiales Pirry, justo cuando lo investigaba?

notasdebuhardilla@hotmail.com

 

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