¡Que viva la FAR!

Columnista invitado EE
05 de julio de 2017 - 12:24 a. m.

Por María González*

Nos cuesta mucho acostumbrarnos a pensar en la paz como futuro inmediato; nacimos en guerra y a ella nos debemos (¡No nos la quiten!, grita una despelucada mujer desde el fondo y a la derecha de la mesa). Finalmente, la violencia guerrillera estaba delimitada, eran predecibles en buena medida sus estrategias contra la patria. Para muchos, la paz es una afrenta. Nos la quitaron de las manos... y también de los fusiles (Muchos, demasiados, lloran).

¡Ah tiempos aquellos! En nuestro imaginario la FAR hacía más inteligible el mundo, todos nuestros males: no hay inversión, la culpable era la guerrilla; no hay educación, culpa de la guerrilla; hay pobreza, culpa de la guerrilla; hay paros, culpa de la guerrilla, y la corrupción era problema, pues el problema era la guerrilla. La guerrilla no deja, la guerrilla lo hizo, la guerrilla destruye… ¡Qué guerrilla la de esa época! Y de nosotros solo se contaban los éxitos militares. Desde el Ejecutivo escuchábamos a todas las ramas del poder, por si las FAR los habían infiltrado primero. Tampoco teníamos medios en contra, sino solo leales voceros.

“CONVIVIR” con la guerrilla era posible… Nosotros lo demostramos. A sangre y bala, como es debido, los devolvimos al monte; los regresamos a sus límites, políticos, geográficos, y sociales, donde estaban bien confinados a la guerra y no molestaban sino a pequeñas comunidades y les daban de qué vivir a nuestros héroes. La guerrilla era rentable, no nos mintamos, y no solo políticamente. Amigos, la tierra era nuestra y el ingreso seguro. El escenario de la guerra lo teníamos dominado. De hecho, la mayoría de los colombianos siempre creyó que militarmente podíamos ganar, incluso en épocas como la de Pastrana, mi querido amigo, a quien le debo mi primera elección. Mi gratitud eterna pues sin su torpeza no hubiera sido posible. Y, por supuesto, gracias también a la FAR... (El público aplaude a rabiar. ¡Impresionante!). Desde el primer momento yo lo supe: los colombianos no querían la paz con la FAR sino ganar la guerra con todos los honores para los vencedores y todas las humillaciones para los vencidos. Es por eso que el hecho de que ahora no haya de esos muertos, y que se hayan entregado las armas, no emociona sino decepciona.

Los enemigos eran “positivos” en el campo de batalla; ahora es posible que tengamos que enfrentarlos en otros territorios y de otra manera. Ya nada es como antes… Pero tienen que saberlo: nunca debieron haber salido del monte porque la arena política es solo nuestra. (Sus ojos se desorbitan, el pecho se infla y la voz adquiere un tono tembloroso).  No lo duden, amigos: estábamos más seguros en la guerra que en la paz. (Un silencio casi sepulcral invade el escenario) Pero no todo se ha perdido… ¡No dejaremos morir a la FAR! ¡Larga vida y honra a nuestro partido! (Tiembla el auditorio de la emoción. Se registran al menos tres desmayos). De nosotros depende mantener vivo su recuerdo, porque muchas víctimas desagradecidas han hecho las paces con ellas. Escuchen bien, la FAR serán siempre nuestros enemigos. Haremos el acuerdo trizas… y al traidor también… Un poco más: ¡Sí es posible!

Compañeros, cuiden las comunicaciones… Repitan y ejecuten: “Toda iniciativa del enemigo es mala”. Y la paz la peor de todas… “Si aquella parece razonable es deshonesta”. “Todo lo que el enemigo hace tiende a destruirnos”. “El enemigo personifica lo contrario de lo que somos y de lo que aspiramos”.

De ahora en adelante Santos será el comandante Santiago, pero tengan cuidado, no lo confundan con mi hermanito, un apóstol de nuestra causa.  Repitan: Santos es comunista. Otra vez (Sube el tono de la voz. Casi grita): Santos es comunista. (“Mientan, mientan que de la mentira algo queda”, dice alguien emberracado desde debajo de la mesa. “Siembren cizaña que a lo mejor prende”, susurra una mujer de extraño rostro)

Aprendamos de nuestros antepasados que se inventaron al coco y al comunismo para asustar a los niños en las noches y a los grandes en las elecciones. El santos-castro chavismo es una realidad. ¡Repitan!  Quién dijo miedo hijitos… (Ensordecida huyo del auditorio. Adiós)                                                                                                                

*Investigadora social

marianonimagonzalez.blogspot.com.co

marianonimagonzalez@gmail.com

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