Quédese ministro

Indalecio Dangond B.
11 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.

Fue a través de una de mis columnas —El milagro wayuu— que conocí al ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Aurelio Iragorri. En aquel agosto de 2014, el doctor Iragorri era ministro del Interior, y le hice un reconocimiento por haber implementado una alianza estratégica empresarial que ayudó a las comunidades indígenas a producir alimentos en medio del desierto guajiro.

En febrero de 2015, el ministro Iragorri me pidió el favor que le ayudara a implementar ese modelo en otros subsectores de la economía agropecuaria, a lo cual accedí con la condición de que esa relación contractual no me impidiera seguir siendo crítico del Gobierno. Cinco meses después, nació el programa de ordenamiento del sector productivo bautizado con el nombre de “Colombia Siembra”.

Para resumirles el cuento, a comienzos del 2015, nos sentamos con los gremios de la producción agrícola a diseñar una estrategia que además de incentivar la productividad aumentara la superficie agrícola en un millón de nuevas hectáreas, en tres años, para comenzar a sustituir diez millones de toneladas de alimentos que estamos importando desde los Estados Unidos y otros países de Suramérica.

Para conseguir la meta propuesta, establecimos cinco programas de acción. I) Construir los mapas de zonificación por municipio de acuerdo con el uso del suelo y condiciones climáticas (POT agrícola). II) Fortalecer el servicio de asistencia técnica en buenas prácticas agrícolas y pecuaria. III) Instituir las escuelas de emprendimiento rural para jóvenes bachilleres. IV) Simplificar los trámites de acceso al crédito agrario. V) Implementar un programa de cobertura de riesgos (climáticos, precio de mercado y tasa de cambio) agropecuarios.

La implementación de estos programas tiene como meta beneficiar a 2.7 millones de productores del campo con una inversión pública que no supera los $500.000 millones de pesos anuales. Es decir, el 12.5% del presupuesto que el presidente de la República y su ministro de Hacienda le acaban de asignar a 7.000 reinsertados de las Farc.

En diciembre del mismo año, la entonces ministra de Comercio, Cecilia Álvarez, cometió la idea disparatada de liberar los aranceles de importación de varios productos agrícolas. Es decir, mientras el ministro de Agricultura impulsaba la producción nacional, su colega de Comercio impulsaba la producción extranjera.

Por supuesto que esa irresponsable medida le mereció una columna mía que se juntó con otra que había escrito unos días antes a su compañera sentimental, por el escándalo de corrupción en el Programa de Alimentación Escolar (PAE). La presión desde Palacio no se hizo esperar y hasta allí llegó mi consultoría, cosa que les agradezco.

A pesar de esto y del tijerazo que el ministro de Hacienda le pegó al presupuesto de la cartera agropecuaria, el programa logró la meta de las 225.000 nuevas hectáreas propuestas y el incremento de la productividad en sectores como el arroz, café, banano, frutales y cacao, entre otros, durante el año 2016.

Ministro Iragorri, quedan muchas tareas pendientes por terminar, no deje en manos de los enmermelados congresistas de la coalición de Gobierno el único programa serio en materia de política productiva agraria que se ha diseñado en este país. Termine la tarea y deje su futuro político en el tiempo de Dios.

*Consultor en banca de fomento agroindustrial.

 

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