Ranieri el inolvidable

Antonio Casale
27 de febrero de 2017 - 03:00 a. m.

Sacaron a Ranieri del Leicester. La que hasta hace unos meses era una inolvidable historia de reivindicación con muchos valores olvidados, terminó como cualquier otra. Pero nadie en el mundo del fútbol olvidará lo logrado por el gran Ranieri.

Salir campeón con un equipo de media tabla, que tiene menos de la mitad del presupuesto de los seis grandes de una liga que, como la inglesa, es la que mueve más dinero en el mundo. Esa fue la gesta lograda por Ranieri y sus muchachos. Sin duda es de las más bonitas anécdotas del fútbol moderno. Nosotros la vivimos y se las contaremos a nuestros hijos y a nuestros nietos, seguramente con más adornos, para que sepan que no es necesario ser el más poderoso para conquistar los sueños, por más imposibles que parezcan.

El resto de la historia es más parecida a la normalidad. Un grupo de jugadores que hasta mediados del año pasado tenían una vida modesta, sin lujos ni grandes reconocimientos, conocieron la gloria. Con ella llegaron el dinero, las mujeres voluptuosas, los autos deportivos y perdieron las dimensiones.

El bueno de Ranieri intentó de todo para que no sucediera. Algunos le cobran el hecho de no haberlos dejado ir a otros equipos más poderosos (se fueron pocos, entre ellos los volantes de marca, que hacen mucha falta), a pesar de que el Leicester les subió el sueldo en proporciones que un año atrás no hubieran imaginado.

Ranieri, como buen italiano romántico, pensó que la gratitud y el compromiso de sus jugadores con el equipo que les dio todo era irrompible. No fue así, tampoco estuvieron a la altura sus jefes, que la semana pasada lo despidieron.

Ninguno entendió la lección. Las reuniones en las que preparaban pizza entre todos, que sirvieron para que el grupo aprendiera a trabajar en equipo, son cosa de ayer. Todos se empalagaron con su sabor, pero solo Ranieri quiso conservar la receta.

Sacaron a Ranieri, el Leicester está en el puesto 18 de la tabla en el momento de escribir esta columna. Es decir, al borde de descender. Tal vez el nuevo entrenador logre salvar la categoría, sería lo mínimo para un equipo que en esencia es el mismo que quedó campeón hace unos meses.

Sacaron a Ranieri, pero en unos años nadie se acordará del nombre del dueño del equipo que lo sacó al primer traspié, ni del delantero que años antes de salir goleador y campeón con el Leicester vendía equipos médicos para subsistir mientras alternaba esa actividad con el fútbol. Solamente habrá campo en la memoria para el que lideró esta historia que parece sacada de la ficción: Claudio Ranieri.

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