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Real… Madrid

Gonzalo Silva Rivas
21 de enero de 2015 - 02:00 a. m.

La construcción de un aeropuerto alterno al de Bogotá para trasladar la aviación privada y militar es una necesidad -además de una realidad avalada por el propio presidente de la República-, pero priorizar en estos momentos la ejecución del proceso sobre otras urgencias que tiene Eldorado para mejorar su operatividad y competitividad resultaría una jugada extraña.

En reciente comentario el periodista Felipe Zuleta da como un hecho que el vicepresidente Vargas Lleras sacará a licitación esta semana los pliegos de licitación del nuevo aeropuerto en un lote de 35 hectáreas localizado en Facatativá, situación que de ocurrir borraría de trazo todo lo que sobre el tema proyecta el Plan Maestro de Eldorado, elaborado por la firma T.Y Lyn, y en el que se acoge al municipio de Madrid como lugar de ubicación del aeropuerto complementario.

Sobre este terminal, junto a un cronograma ya establecido, se encuentra apartado un lote de 781 hectáreas contiguo a la pista del Batallón de la Fuerza Aérea y declarado de utilidad pública, cuyos precios de tierra incluso fueron congelados para dejarla fuera del comercio y evitar así brotes de especulación. Posiblemente el superministro Vargas, quien asume y lidera la responsabilidad de los grandes proyectos de infraestructura del actual gobierno, tiene algún as dentro de su chistera y barajará una eventual partida ganadora.

Sin embargo, las prioridades para mejorar operatividad y competitividad deberían enfocarse en dar por terminadas las obras de infraestructura que aún se encuentran pendientes dentro del actual proceso de reconstrucción, y en meterle el diente a los temas procedimentales y de control que impiden el uso pleno del espacio aéreo y son el origen de buena parte de los trancones aéreos.

Postura que esboza el director de la Aerocivil, Gustavo Lenis, consciente de que los 173 mil metros2 que Opain se comprometió a entregar totalmente construidos para posicionar a Eldorado como un aeropuerto vanguardista en América Latina, todavía tienen un largo trecho por recorrer. Son muchos los trabajos que se encuentran dentro del tintero y que necesitan ser abordados para darle adecuada eficiencia a la renovada infraestructura.

Eldorado adolece de falencias en materia de diseño y de considerables retrasos en su cronograma de ejecuciones. Recuérdense, por ejemplo, aspectos relacionados con el mejoramiento de pistas; la construcción de paralelas y muelles de abordaje; la terminación, instalación y dotación de la torre de control y del Centro de Gestión Aeronáutico, y la misma actualización de los procedimientos.

Los grandes aeropuertos del mundo operan a través de navegación satelital, en tanto que Eldorado sigue basando sus procedimientos en las viejas radioayudas, un sistema arcaico, propio de aquella época lejana en que el aeródromo disponía de una sola pista y las operaciones eran escasas y tranquilas. Hoy en día, con dos pistas, la llegada de aviones se convierte en un permanente cuello de botella, pese a su bajo promedio de 55 operaciones por hora, menos de la mitad de las que realiza su par de Munich, y bastante colgado de las de Nueva York, donde sobrepasan las 370.

Actualizar el tema procedimental será punto de quiebre para experimentar un sustancial cambio en la operatividad del terminal bogotano. Lenis anunció hace un tiempo que para comienzos de 2015 se contaría con la asesoría de expertos internacionales para la implementación de los parámetros operacionales y con ello se facilitaría, en un término no mayor al año y medio, la adaptación del espacio aéreo para la realización de 90 operaciones hora, al mejor estilo mundial.
Faltará esperar –mientras se ordena la casa- si el poderoso superministro se la jugará por una irreal Faca o por un real… Madrid.

gsilvarivas@gmail.com

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