Recule, arzobispo, recule

La Conferencia Episcopal Colombiana ha pedido —o mejor, exigido— al arzobispo de Cali que dé una explicación satisfactoria en torno a la postura, en la que su Arquidiócesis responsabilizó a los padres de familia de la violación de los menores ultrajados por Mazo, cura pederasta que está pagando una condena de 33 años.

El escándalo que ensució más la imagen de la iglesia de Cali, que se niega a pedir perdón y a retractarse, ya llegó a las altas esferas vaticanas que tienen el ojo puesto en el epílogo de esta grotesca actuación.

Antier no más y frente a la Catedral de Cali se realizó un plantón y se están recolectando firmas para que el arzobispo paisa Monsalve recule.

Uno se pregunta: ¿Si el mundo se le vino encima por qué este prelado de la iglesia insiste en su terca y prepotente postura? Y la respuesta no es otra que lo que está haciendo es tratar de defender las finanzas de la Arquidiócesis, porque la indemnización a la familia de los violados por Mazo vale miles de millones de pesos, cifra esta que quebraría a la institución.

Son varias las columnas que le he dedicado a este tema porque no es posible que Monsalve siga ranchado y no tenga la humildad que tanto predica el Evangelio, para echar para atrás lo manifestado por los abogados que lo asesoran y que produjeron semejante infundio que no tiene perdón de Dios.

Como decían las pancartas: “Tolerancia cero con curas pederastas”. Sería entonces un acto de inteligencia cordura y —repito— humildad que Monsalve reculara, porque de seguir así la iglesia católica colombiana toda va a continuar rodando por un despeñadero que aprovecharán otras iglesias, mientras la católica apostólica y romana se quedará sin la soga y sin la ternera.