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Restaurante Bohemia, en Cartagena

Columnista invitado EE
21 de marzo de 2015 - 02:11 a. m.

En una casa colonial del siglo XVII, que según los cronistas también fue propiedad del conde de Pestagua.

Ya en los setenta del siglo XX fue adquirida por el cineasta neoyorquino Sam Green, y así, con su nombre, muchos conocen esta mansión. Dice la ya casi leyenda que el señor Green fue uno de los primeros extranjeros notables en comprar un inmueble en el centro histórico de Cartagena en estos últimos 50 años y que alojó visitantes ilustres como John Lennon, Yoko Ono, Greta Garbo, Robert de Niro y algunos miembros del clan Kennedy.

Además de brindarnos la oportunidad de conocer esta casa, el restaurante ofrece una carta definida como cocina evolución.

Probemos. Las alcachofas cítricas, cocinadas y luego a la parrilla, rociadas con una emulsión de cítricos, son fantásticas, un viaje instantáneo al mundo sensorial. ¡Fácilmente ganarían el honor de ser las mejores alcachofas servidas en Colombia! ¡Se merecen un vivo aplauso! Otra entrada, las vieiras y maíz, aunque buenas, son un platillo plano en sabor, nada particular para destacar.

El atún rojo con eneldo encurtido y anís, acompañado con puré de ajo negro y germinados. El sabor del anís a flor de piel. Un plato delicioso aunque brillan más los acompañamientos.

La lengua en crujiente de almendras: su nombre no cautivaría a muchos, pero es toda una estrella culinaria. Se trata de una lengua de res cubierta y engalanada con un crocante de almendras con trufas, brotes y oporto, y acompañada con una emulsión de guineo. Resultó la estrella de la tarde. ¡Vaya creación! Un plato orgullo para la gastronomía colombiana. ¡Otro fuertísimo aplauso!

Las gambas en roca de sal, frescamente aderezadas con eneldo, tomate, ajo y peperoncino, son grandes y las llevan a la mesa sobre una base dura no comestible de harina clara de huevo y sal marina, colocada a su vez sobre un corte de roca. Sin duda un bocado a incluir en una visita a este restaurante.

El servicio es excelente y experimentado, pendiente de los comensales, pero sin estar encima, interfiriendo en el avenir de la mesa. Un aplauso con honores para el chef Andrés Hoyos por su creatividad y calidad, y además por el despliegue artístico de sus platos. 

Crítico gastronómico

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