Revisar o revocar los acuerdos de paz

Hernán González Rodríguez
18 de mayo de 2017 - 09:00 p. m.

Si entre el presidente Santos y Timochenko no logran instaurarnos su retorcida reforma electoral, con el fin de engañarnos en las elecciones de 2018 por medio del voto electrónico para continuar en el poder directa o indirectamente, es de esperar que nos permitan ellas, a las grandes mayorías de los colombianos temerosos de la paz Farc-Santos, evitar continuar nuestra marcha hacia un socialismo bolivariano.

La diferencia entre los partidos que participen en dicha contienda radicará en la interpretación que los colombianos le demos al interés de estos para continuar desarrollando al pie de la letra el texto del Teatro Colón. O bien, implementarlo de una manera menos nefasta que la emprendida por el presidente Santos. El tema de la corrupción jugará muy seguramente un papel destacado en la contienda, pero será menor, por ejemplo, que el tema del desempleo que se está perfilando o que el tema crucial del desarrollo de los acuerdos.

Resumo al candidato Iván Duque del Centro Democrático cuando afirmó que hay personas que dicen “hagamos una gran coalición del No”. Considera él que no se pueden convertir las coaliciones en cercas, donde solamente pueden entrar los que votaron No. Hay que pensar en una coalición centrada, condicionada, en que el narcotráfico no sea un delito amnistiable; en que la sustitución y la erradicación de cultivos ilícitos no sea voluntaria; en que sean reales la desmovilización, el desarme y la reinserción de la base guerrillera con el fin de evitar las reincidencias, concluye acertadamente Duque.

Fernando Londoño Hoyos insistió: “Habremos de recordar que en la Convención del Centro Democrático dijimos que el papel de las 312 páginas que contienen la entrega del país a las Farc y al comunismo debemos volverlo trizas antes de que trizas nos haga lo que el papelucho contiene”.

El expresidente Álvaro Uribe manifestó hace algunos meses que si triunfara en 2018 un candidato para la Presidencia de fuerzas políticas del No el Centro Democrático no propondrá revocar los acuerdos con las Farc; pero luchará, sí, para introducir ajustes que taponen el camino que conduzca al país hacia el castrochavismo. El llamado acuerdo final y sus procedimientos ilegítimos serán puestos en entredicho y en discusión nuevamente.

Quien comenta considera que el expresidente Uribe marcha por la senda correcta. Porque el presidente de Colombia en 2018 lo elegirá una coalición de partidos en la cual el Centro Democrático jugará un papel clave, frente a lo cual ha dicho él: “No se puede dar la impresión a la ciudadanía de que somos enemigos de la paz”.  Ahora bien, no olvidemos un precedente nefasto: trizas hizo ya Santos con el plebiscito que ganó el No y con nuestra democracia.

Coincido con un excelente artículo sobre este tema de Darío Acevedo Carmona y con las condiciones que planteó Iván Duque: “La paz no estará ciento por ciento acorde con los del SÍ o los del NO… Si uno piensa en la envergadura del daño institucional que el gobierno Santos les está infligiendo a las instituciones, a la Constitución, a la Justicia y por ende a la sociedad, puede concluir, en teoría y con el deseo, que lo ideal es revocar todo e imponer nuestro punto de vista. Sin embargo, considero que ese pensamiento es exactamente igual a lo que piensan y hacen los impulsores del Acuerdo impuesto, es decir, que un sector importante de la sociedad pretenda imponerse sobre el otro sin escucharlo, pisoteando sus derechos. No se dan cuenta que es un error echar en un mismo saco al próximo gobierno y a quienes han liderado la paz entreguista con los millones de personas que han creído, a pesar de sus imperfecciones, en el proceso Santos-Farc”.

 

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