La lección de esta semana es que muchas veces lo sencillo resulta mejor que lo complejo, por más gourmet que se quiera parecer.
Y en este sentido no existe nada más sencillo que una crema de tomates. Y, vale decir, nada más reconfortante para la ola de frío y lluvia que nos azota por estos días en el país. Vamos, entonces, a preparar una cremita de tomates, y en el camino les contaré un secreto de restaurante: para lograr un sabor más intenso y concentrado lo mejor es mandar previamente al horno los tomates para resaltar e intensificar sus características. El mismo procedimiento lo podemos hacer en el caso de una crema de hongos. Verán con esto que lo que prima es el cuidado del procedimiento y la calidad de los ingredientes para lograr un resultado magnífico.
Ingredientes
1 kilo de tomate chonto o uvalina maduro
de taza de aceite de oliva
1 cucharada de orégano seco
media cabeza de ajo pelada
cebolla cabezona
taza de crema de leche fresca
taza de hojas de albahaca fresca
Sal y pimienta
Preparación
Precaliente el horno a 300°F. Corte la cabecita de los tomates. Llévelos al horno junto con el aceite de oliva, el orégano, la cebolla, el ajo, sal y pimienta, y déjelos allí durante una hora y media, hasta que cocinen y doren un poco. Al cabo de este tiempo, retírelos del horno, deseche las pieles de los tomates y lleve todo junto a una olla. Deje hervir durante 15 minutos, y si lo requiere, agregue un poco de agua. Licue o triture según la textura que desee (en un procesador de alimentos quedará más rústica la sopa). Cuele, agregue la crema de leche de un hervor adicional, rectifique la sazón con sal y pimienta y sirva.