Santos y su legado político

Catalina Uribe Rincón
01 de marzo de 2017 - 08:26 p. m.

Muchos quedamos dolidos con las recientes declaraciones del Eln en el que se atribuyen la autoría del petardo en La Macarena. Y no sólo por el cinismo del grupo guerrillero, al reconocer sin arrepentimiento que asesinaron a un policía e hirieron a otros 25, sino también por la creciente percepción de inseguridad que se vive en el país. Secuestros y actos terroristas por parte del Eln y otros grupos al margen de la ley se siguen reportando en los medios con frecuencia y crean una insatisfacción que se expande incluso contra los acuerdos de paz.

Pero lo cierto es que el Eln no se está fortaleciendo. Al contrario, como lo revelaron La Silla Vacía y los datos del Cerac, la violencia de esta guerrilla tiene cada vez menos alcance nacional. De hecho, la disminución de acciones militares contra las Farc ha contribuido con un incremento en las ofensivas contra el Eln. En vez de expandirse, este grupo guerrillero se ha resguardado en las regiones donde ya tenían presencia. Por eso mismo su recurso para presionar por el cese del fuego bilateral se ha limitado a secuestros o atentados locales contra la infraestructura.

Pero son precisamente estas acciones las que desmoralizan a la opinión pública. Si el cese del fuego no es por ahora una opción, el Gobierno debe pensar cómo comunica y justifica su proceder con el Eln y con la seguridad nacional en general. El periodo de Juan Manuel Santos está por terminar y, aunque su logro con los acuerdos de paz es histórico y loable, no se puede quedar sólo ahí. El legado tiene que preservarse o habremos perdido ocho años de esfuerzo.

Estados Unidos nos debe servir de ejemplo. Obama fue un presidente de logros históricos. Sin embargo, en su último mandato descuidó su legado, le pareció innecesario convencer a sus ciudadanos de lo alcanzado, y no se tomó la molestia de hacer acuerdos con sus posibles sucesores. En menos de un mes, Trump hizo historia de muchos de sus logros. Si la desconfianza en la seguridad sigue aumentando es posible que el país elija a alguien que tumbe con una mano lo que se construyó con la otra. Si hemos aprendido algo últimamente es que en política la destrucción vende.

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