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Se necesitan baldes de agua fría

Andrés Escobar
01 de junio de 2011 - 11:00 p. m.

Aunque la decisión de Standard & Poor’s de devolvernos el grado de inversión marcó el hito que muchos colombianos esperábamos, la cual en igual sentido tomó Moody’s, es la que realmente nos pone de nuevo en un mapa del que desaparecimos hace más de una década.

Un número elevado de inversionistas institucionales extranjeros, que tienen los ojos puestos en el país desde hace un tiempo, estaban a la espera de que por lo menos dos agencias calificadoras de riesgo nos dieran su voto de confianza. Y ese momento ha llegado.

Por otra parte, el Mercado Integrado Latinoamericano (Mila), que inició operaciones esta semana, pondrá a Colombia como receptor neto de inversiones provenientes de Perú y Chile en montos que pueden tornarse cuantiosos.

El apetito por activos denominados en pesos colombianos crecerá aún más por cuenta de estas dos situaciones y en ese contexto la política monetaria debería continuar moviéndose hacia tasas de interés más altas. Lo anterior puede sonar contradictorio, porque tasas de interés mayores atraen capitales extranjeros, pero lo importante es no dejar que el apetito exceda el tamaño del plato; de lo contrario, vendrán burbujas de precios con consecuencias indeseables que ya tuvimos oportunidad de conocer de primera mano en los años 90.

La economía doméstica se está empezando a calentar. La tentación de dejarla ganar más temperatura es quizás obvia, porque un crecimiento más alto del PIB luce bien frente a todos los públicos. Sin embargo, el pedido que hizo el presidente de la República de dejar las tasas de interés en su nivel actual para no castigar el crecimiento, haciendo eco de la solicitud de los gremios empresariales, no debe ser atendido por el Emisor.

No se trata, por supuesto, de estrangular la economía elevando irresponsablemente el costo del crédito. Se trata de llevar las tasas de interés a un nivel que transmita claramente a los agentes que tomar riesgos es lo suficientemente costoso como para que propios y extraños lo piensen dos veces antes de echarle leña a una hoguera que nos puede quemar a todos. Es mejor ser conscientes de que todavía necesitamos más baldes de agua fría.

andres.escobar@econceptaei.com

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