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Cartas de los lectores
06 de marzo de 2015 - 03:28 a. m.

Las ediciones dominicales de El Espectador son fuente de información variada e importante; en mi caso su lectura dura hasta mitad de semana… Por ello el título de esta carta. Llamó mi atención el subtítulo de uno de los temas centrales: “Termina el Foro Mundial de la Bicicleta”.

La ciclovía bogotana y el hombre detrás de ella, según lo divulga su periódico, fue Jaime Ortiz, que impulso “La gran manifestación del pedal” el 15 de diciembre de 1974. De esa época no soy testigo, me había ido y viví en un país donde el medio de trasporte público urbano es el metro en las grandes ciudades y el autobús transporte público para los que no poseen carro particular o no pueden conducir por limitaciones de edad y otras limitantes físicas.

Hoy, de vuelta a casa, estamos viviendo la época de cambiar la cultura del automotor por la de la bicicleta. Integrar a los ciclistas de América Latina es la meta de los personajes que participaron del Foro Mundial de la Bicicleta. Los proyectos son ambiciosos y todos parecen loables. Mencionan también frases pesimistas: que es peligroso andar en bicicleta, que casi atropellan a alguien, y esto es lo que me motivó a escribir esta carta.

Mientras Jannette Sadik/Khan señala que el futuro del transporte no está en construir más vías o utilizar más carros, la dificultad aparece en cambiar la cultura y fomentar la cultura ciudadana... Se necesita más control por parte de los promotores de ciclovías y establecer límites de velocidad, porque hay personas caminando, familias con coches de bebés, ancianos y personas con discapacidad física y muchas veces los jóvenes en bicicleta se exceden en la velocidad de su desplazamiento.

Los promotores de ciclovías deben permanecer atentos a controlar estos desmanes con la ayuda de los auxiliares de Policía y el agente de tránsito. Desmanes de esta naturaleza deben ser evitados a toda costa y, como parte del interés por mejorar esta actividad comunitaria, quienes observen estas infracciones o sean víctimas de la inseguridad durante la ciclovía, comuniquen esas infracciones ocasionales o frecuentes a los promotores de ciclovías, uniformados con vistosos colores, fáciles de identificar. Solamente de esta manera se impartirá cultura ciudadana, cosa necesaria entre la juventud, que debe empezar a actuar con educación, organización y disciplina.

Héctor A Chamorro. Bogotá.
Envíe sus cartas a lector@elespectador.com.

 

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