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Semana de meditación y reflexión

Uriel Ortiz Soto
16 de abril de 2014 - 04:00 a. m.

La Semana Santa nos permite entrar en una etapa de meditación y reflexión para bien de nosotros mismos, nuestras familias y el País.

Como nos encontramos en la antesala de las elecciones Presidenciales, vale la pena que en estos días previos, analicemos con verdadero sentido de responsabilidad, las propuestas de cada uno de los candidatos, y de allí, el punto de partida para la decisión final. No olvidemos que el voto es sagrado y de a cuerdo con nuestra conciencia.

Independientemente de por quién se vaya a votar, no podemos ignorar que nuestro País, en los actuales momentos, se encuentra atravesando la peor crisis de toda su historia.

Por eso, es importante que en esta semana Santa, hagamos un alto en el camino, entremos en un proceso de retiros espirituales, colectivo o individualmente, para reencontrarnos, o consigo mismo y hacernos una serie de preguntas que por estos días, y llegada la pascua, continuarán siendo el plato fuerte: Las Elecciones Presidenciales y el Acuerdo de Paz.

Debemos aceptar ante todo, que estamos viviendo en un País hermoso, con una variedad de climas envidiables, unos factores de desarrollo que bien manejados podrían llevarnos al verdadero paraíso, puesto que también los recursos humanos que poseemos son dignos de colocar como ejemplo de superación en cualquier lugar del Mundo.

Pero, lamentablemente tenemos una clase dirigente incapaz y deshonesta, que siempre está buscando el poder para su propia gloria y beneficio personal, más no para gobernar por el bien común de sus conciudadanos. Con lo anterior se quiere decir que la corrupción en nuestro País es un monstruo que ya prácticamente tiene dominados los tres Poderes Públicos, con graves repercusiones en la empresa privada, que para poder subsistir no encuentra camino diferente a amangualarse con ella.

Pero hay algo más preocupante y son las manifestaciones que acaba de hacer el Jefe de Estado, secundado por la Procuraduría General de la Nación y es, atreverse decir que la mermelada de la cual se ha venido hablando en los últimos meses, no es ningún delito, mejor dicho, apague y vámonos Señor Presidente, porque a nuestro País, con tan descaradas afirmaciones se lo acaba de llevar el putas.

Es cierto que los señores Parlamentarios tienen la obligación de velar por el progreso de sus regiones, buscando para ello recursos del Estado, previa presentación de planes y programas de desarrollo aprobados por el Departamento Nacional de Planeación, pero, no en la forma tan ligera y sospechosa en que Usted los viene soltando Señor Presidente, primero para elegir a varios de sus áulicos al Congreso de la República y últimamente para aceitar las maquinarias de su reelección.

Por eso querido lector, debemos fijarnos muy bien por quién votar el próximo 25 de mayo, si el voto en blanco se impone aunque nos demoremos un poco más de la cuenta para elegir a un mandatario honesto y coherente con las necesidades de País, pues valdría la pena hacerlo.

De otro lado por esta columna hemos dicho que el Proceso de Paz, no puede estar atado a la reelección presidencial, se justifica que algunos ciudadanos estén interponiendo tutelas para que tan importante debate quede aplazado hasta después de las elecciones presidenciales. Existen suficientes argumentos para que así se haga, puesto que en la forma en que se están comportando las Farc, que continúan asesinando soldados, policías y campesinos, nos están dando a entender muchas cosas: La primera es que los señores que se encuentran en la Habana, negociando a su nombre, no son los auténticos representantes.

De otro lado existe la creencia, que en las Farc, no existe unidad de mando, como lo hemos manifestado desde un principio por esta columna. Según se dice hay algunos frentes que no son afectos a los procesos de negociación que se adelantan y prefieren seguir su lucha armada para conservar el status del narcotráfico, el secuestro, la extorsión y el chantaje.

Valdría la pena, que tanto el Gobierno como los negociadores de la Habana, entraran en un período de revisión de estos frentes, con el fin de conminarlos a que se incorporen a la vida civil una vez firmado el proceso de Paz, pero, eso de firmar la Paz, en medio de una cortina de humo de destrucción y de muerte, no despierta ningún entusiasmo dentro de la Población Civil. La paz debe manifestarse con hechos reales en forma bilateral.

Es cierto que para construir la paz en forma perdurable nos va a costar mucho sacrificios a todos los Colombianos, pero, considero que el esfuerzo vale la pena hacerlo, siempre y cuando los negociadores de la guerrilla den muestra de sinceridad, es muy preocupante que en los últimos días se estén presentado asesinatos contra miembros de la Fuerza Pública, humiles campesinos y causando desplazamientos de la población civil.

Como nos encontramos a poco más de un mes de las elecciones presidenciales, debemos pensar con sentido común a quién le vamos a entregar el País, no nos debemos dejar llevar por la mermelada, como irresponsablemente lo manifiesta el Presidente - Candidato, azuzado por la Procuraduría General de la Nación, pronunciamientos que consideramos desde todo punto de vista irresponsables y faltos de carácter.

Para las elecciones parlamentarias del pasado 9 de marzo, en solo mermelada que repartió el Presidente Santos, mas las nóminas paralelas para nombrar funcionarios de complacencia de los gamonales políticos, se gastaron aproximadamente tres billones de pesos. Si a las obras que dicen fueron programadas, se les hace una interventoria, podemos estar absolutamente seguros que en su mayor parte se rajan y habría que correrles pliego de cargos a los Congresistas elegidos ante los Organismos de Control.

 

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