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Semana de provocación

Hugo Sabogal
06 de julio de 2013 - 10:00 p. m.

Es de frecuente ocurrencia en Bogotá y otras ciudades colombianas que recibamos, periódicamente, invitaciones a catas, degustaciones y festivales gastronómicos de atractivas procedencias como Francia, España, Italia, Japón, Inglaterra, Estados Unidos, México, Argentina o Chile.

Qué mejor que viajar con nuestros sentidos a bordo de platos, ingredientes, vinos y otras bebidas, que, sin duda, amplían nuestra cultura sibarita sin tener que salir de casa.

Nunca antes, sin embargo, nos habíamos encontrado con dos nuevas propuestas que se llevarán a cabo en Bogotá la próxima semana.

Por un lado, Portugal ha decidido entregarnos un claro testimonio de su enorme riqueza en materia de vinos, cuya presencia es cada vez más notoria en los restaurantes y hoteles colombianos. Y nuestro vecino del sur, Ecuador, también ha optado por tentarnos con su vasta tradición culinaria, que, en muchos casos, rivaliza fraternalmente con la peruana.

Todo este movimiento comprueba, una vez más, que Colombia se ha convertido en una llamativa plaza para el buen beber y el buen comer. Y ambos países —Portugal y Ecuador— tienen muchas sorpresas para brindarnos.

El miércoles 16 de julio, en la residencia del embajador portugués, João Ribeiro de Almeida, se llevará a cabo una extensa cata de vinos, que tendrá dos etapas: una para profesionales (entre las 3:00 p.m. y las 6:00 p.m.) y otra, para amantes de los buenos vinos (después de las 6:00 p.m.).

Por si muchos no recuerdan, Lusitania fue una de sus principales posesiones romanas en la antigua Europa y, como tal, recibió de sus colonizadores la cultura del vino, entre otras cosas. Pero el territorio portugués ya sabía de parras, uvas y mostos, gracias a la llegada inicial de los fenicios, hace más de 3.000 años. Hasta ahora quizá hayamos relacionado a Portugal con el Oporto, su vino más famoso desde hace varios siglos y, sin duda, uno de los más grandes del mundo.

Pertenece al género de los fortificados y presenta un sabor dulce y un contenido de alcohol mayor que el promedio. El Oporto se elabora a unos 100 kilómetros de distancia de la costa Atlántica, en la bellísima región del Duoro. Es un vino que siempre ha resultado ideal para terminar una buena cena, acompañándolo con un trozo de chocolate negro o un puro. O simplemente para disfrutarlo solo.

Otros se acordarán, igualmente, del Madeira, otro vino fortificado portugués, producido en el archipiélago Atlántico del mismo nombre. Y quizá también resuene en nuestros recuerdos el Vinho Verde del norte del país Ibérico, un blanco, ligero y fresco, ideal para comer mariscos.

Pero Portugal tiene más vinos, hechos con más de 300 variedades autóctonas propias. Es un inmenso caudal por explorar.

La gastronomía ecuatoriana, por su parte, estará entre nosotros a propósito de un festival exclusivo que se llevará a cabo en el restaurante La Ventana, del Hotel Hilton Bogotá.

Allí habrá oportunidad, entre el 8 y el 14 de julio, de dejarse llevar por la mano maestra del chef Pablo Zambrano, quien hará un recorrido gastronómico por Ecuador, desde la costa hasta la sierra y el oriente.

Estarán presentes los pescados y ceviches, así como las carnes de todo tipo, con acompañantes como el plátano, el maíz y la yuca, amén de una enorme variedad de ajíes y frutas exóticas.

Algunos de los platos presentes en el festival incluyen la tosta de plátano verde, rellena con salpicón de cangrejo, perfumado con limón. No faltará el lomito de cerdo con puré de camote y mora, perfumado con salsa de taxo (curuba) y quinua roja. Y manjares de esta índole no pueden terminar sin un buen postre, como el mousse de higo con queso o las milhojas de crema de guanábana y frambuesas.

Suena bien, ¿no? Portugal y Ecuador nos dejarán una experiencia para repetir.

 

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