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Siguiendo la Estrella Fluvial

Julio Carrizosa Umaña
18 de julio de 2014 - 04:32 p. m.

Cuando entramos a Puerto Inírida, siguiendo la Estrella Fluvial, nuestro conductor nos asegura que este es el mejor vividero del país y agrega que por ninguna razón se iría a vivir a otro lugar en el mundo. Hemos volado hora y media desde Bogotá , la mitad sobre llanos, el resto sobre la selva orinoquence, milagrosamente conservada entre los ríos Guayabero e Inírida, uno de aguas marrones otro de aguas negras, y ahora avanzamos junto al parque de la capital del Guanía, ornado por los gigantes del trópico, hogar de 25.000 colombianos que por la tranquilidad con que nos ven pasar y el poco interés que suscitamos deben estar felices, conscientes y orgullosos de vivir en medio de la selva. Es el día en que el gobierno Santos declara como “Sitio Ramsar” uno de los lugares más increíbles del planeta, el sitio en donde se unen el Guaviare, el Inírida y el Atabaco y producen así un hogar para la mayoría de las especies de peces de agua dulce, rodeados por una selva que ostenta el 25% de las aves de Colombia.

Cuando subimos al lugar donde se realizará la ceremonia descubrimos parte de las razones para no querer vivir en ninguna otra parte del planeta; desde el planchón en donde se hacen las ceremonias del Departamento se ve el Inírida, el primer río de aguas negras y transparentes, prueba de las complejidades de la realidad, ornado por la selva en todas sus orillas menos en el costado en que la República, en medio de la guerra ha logrado organizar un lugar feliz. Con razón los iniridenses no han querido construir un palacio para su gobernación; aquí viven y gozan la belleza del entorno y en este sitio privilegiado sus visitantes comprenden que la selva no siempre es “la catedral de la pesadumbre” que describió Ribera.

Los “Sitios Ramsar” son los lugares queridos por los ambientalistas jóvenes y optimistas, aquellos que creen que la naturaleza humana es suficientemente compleja para proteger los humedales que sustentan la vida no porque los gobiernos los defiendan a mano armada sino porque deben hacerlo para seguir amando la vida. La Estrella Fluvial del Inirida es uno de esos lugares, tal vez el más bello del mundo y al reflexionar acerca de la filosofía que sustenta su protección pienso que también la selva que la rodea, la que milagrosamente se ha salvado del narcotráfico, de la corrupción y de la guerra, la que cubre el Departamento del Guanía, es también un ejemplo que deberíamos seguir en el resto del país. Ese conjunto de 50.000 colombianos, un 70 por ciento indígenas puros, que viven allí en comunidad nos muestran que es posible ser felices sin destruir el planeta.
 

 

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