Sin dinero no hay goles

LAS DECLARACIONES DEL REY PELÉ en Hong Kong en torno a la corrupción que reina en el fútbol son como para que se replanteen las políticas de contratación de los técnicos y jugadores porque ya sabemos que directivos y propietarios están inmersos en escándalos y turbios manejos.

Pero como el mal cunde, los que sudan la camiseta no se iban a quedar atrás y ya contaminados por el dios dinero, han sacado las agallas y quieren participación en el botín.

Así las cosas, la pasión por el deporte quedó atrás. “Se olvida el amor por el juego y por el equipo”, subrayó la máxima figura del fútbol, Edson Arantes do Nascimento,  y desde que él lo diga es porque la podredumbre es total.

Atrás quedaron los jugadores fieles a sus equipos y a su deporte. Hoy quien manda es el cuánto más me pagan para –como las que sabemos– irse con el mejor postor. Ah y si no hay billete, no hay goles, única manera de que les cumplan con los salarios, porque lo otro es el conejo que les ponen al no cumplir lo prometido.

Se sabe de operaciones tortuga en los partidos si no se pagan las quincenas e incluso de saboteos y de acuerdos secretos entre jugadores de los equipos enfrentados que padecen, cada uno por su lado, de los bajos salarios y el no pago oportuno de los mismos.

Lo peor de toda esta corruptela es que la afición cada vez es o más indiferente o más agresiva. Los estadios vacíos, las divisas quebradas y los señorones del fútbol haciendo negocios con la compra-venta de jugadores cual semovientes en una feria de ganado.

Ingenuo uno que pensaba que eso era sólo aquí, y qué va. En todas partes se cuecen habas y las declaraciones de Pelé, repito, deben llevar ojalá a un gran análisis porque al paso que vamos, el deporte de las mayorías va a quedar con un público cada vez más escaso y los estadios convertidos en unos elefantes blancos vacíos entonando “Las Acacias”.