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¿Siria o Libia?

Danilo Arbilla
01 de marzo de 2014 - 04:00 a. m.

Un colega venezolano con no poco desasosiego me comentaba: “ Venezuela esta en una encrucijada camino a Siria o a Libia”.

Pero quien en realidad enfrenta la encrucijada es el régimen chavista y pese a que Latinoamérica no es el Medio Oriente, no quita que se trata de modelos a tener en cuenta.

Es notorio que Maduro y las Fuerzas Armadas en estas horas transitan la vía de Siria: la de mantener el poder a sangre y fuego, reprimiendo al pueblo en la calle y persiguiendo hasta el apresamiento y la muerte a opositores. Y no solo por seguir en el poder, sino porque tienen muy presente cual fue el  final para Mubarak en Egipto y les espanta el de Gadafi en Libia.

Por otra parte, qué otra cosa iban a recomendar los consejeros, asesores y tutores cubanos. La suerte de Cuba está atada al chavismo. Si cae Maduro, quien ya nadie niega que es el hombre que los Castros pusieron en Miraflores, puede ser  un golpe muy fuerte para la dictadura cubana. ¿Cuánto puede aguantarse el régimen comunista sin el oro (léase petróleo) venezolano? Para los cubanos la cuestión es muy clara y, además, mientras los que se maten entre sí sean los venezolanos, miel sobre hojuelas.

También  están los amigos de la UNASUR. Los brasileños, con Lula involucrado directamente en esta instancia, cuidando sus negocios, que no son pocos ni chicos para desmedro de los venezolanos. Desde que Chávez, abrazado a Lula, anunció que si era necesario  nacionalizaría  todas las empresas menos las brasileras, éstas no han dejado de recoger todo lo que puedan. El día que caiga el régimen, ese va ser uno de los  temas más sorprendentes del destape. Otros amigos, como Argentina, Ecuador, Nicaragua y Bolivia, apoyan con sus barbas en remojo. Y a estos se suman, tristemente pero casi en forma obligada, muchos gobiernos  para los que el éxito de su gestión está demasiado sujeto al petróleo barato del chavismo. Están también los que no quieren generar  excusas para que Venezuela deje de pagarles lo que les debe (aunque ya deberían de olvidarse de cobrar).

Hay una última categoría, de la que ya no vale la pena ni hablar, que es la de los que hace rato tendrían que haber denunciado al régimen chavista y han actuado hipócritamente y en función de sus miedos.

Pero con todo eso igual no le va a ser fácil a los herederos de Chávez: un final tipo de Libia, más tarde o más temprano, está a la vista. Por más que aumenten la represión y aunque  lograran un momentáneo aplacamiento de  la protesta. Eso no cambiará la desastrosa situación económica; la inflación, el desabastecimiento y el alto índice de criminalidad seguirán presentes. Los Castros pueden ser excelentes consejeros en materia de quitar libertades, pero no para conseguir “vituallas”. Para ellos el negocio es simple, a los venezolanos les pagan con asesores, y con la reventa de su petróleo consiguen lo que necesitan para alimentar y mantener algo conforme a los cubanos.

Pero ni lo de Siria ni lo de Libia es bueno para los venezolanos y parecería que la única forma de evitar uno u otro destino es la mediación de un tercero.

¿Quién?. La OEA ha perdido autoridad y la Unasur no es creíble. Quizás la ONU, o la UE, puede que alguna personalidad confiable o alguna institución, o el Vaticano. Eso sí, no una mediación demagógica  que se maneje dentro de lo políticamente correcto  para lucirse y enriquecer imagen, prolongando el régimen chavista y dándole legitimidad al muy cuestionado presidente Maduro. Lo que se requiere es una mediación en serio para salir de esta encrucijada y lograr una reconciliación con justicia y un nuevo tiempo de paz y libertad para Venezuela.

 

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