¿Son tan importantes los tres ceros?

En un país que se prepara para un proceso de paz, en medio de un aterrizaje controlado de su economía, con unas locomotoras del desarrollo que no han arrancado —salvo la minera, a la que de hecho le falta orden y regulación—, y los hechos de corrupción que frenan el desarrollo y que no deben dejarse pasar (todo lo relacionado con la administración Moreno, entre muchos otros), suena poco serio que al tema de los tres ceros se le quiera dar un tratamiento prioritario.

Además de los argumentos livianos como el efecto psicológico-cosmético- arribista que pueda tener una moneda que se expresa en unidades similares al dólar o al euro, o el de facilitarles las operaciones a los computadores, como si les faltara memoria o capacidad de cálculo, ¿qué más hay?

Al mirar las economías comparables a la nuestra (México, Brasil, Chile, Perú), vemos que si bien ninguna requiere de cuatro cifras antes del decimal para expresar su tasa de cambio, sólo el real y el sol requieren de una única cifra. Si el tema fuera tan importante, Chile ya le habría quitado dos ceros al peso. Se puede generar dolarización no controlada, inflación por vía del redondeo abusivo (esperada), y sensación de pobreza. Los casos de los países que han hecho esto no son comparables. Brasil y Argentina tenían hiperinflación; Francia y Alemania realizaron este tipo de medida (antes del euro) de manera controlada, ordenada y con pedagogía. Aunque el costo inicial de 300 mil millones es mucho menor a lo que se perdió en la pasada administración de Bogotá, hay cosas más importantes.

* Andrés Duarte / Asesores en Valores