Tanto va el cántaro al agua…

La tasa de cambio por fin alcanzó el tan anhelado nivel de $1.900, que debe tener sonrientes a industriales, exportadores y por supuesto al Gobierno.

 Después de todo, muchos habían sido los esfuerzos y pocos los resultados en una de las contiendas en que el Gobierno y el Banco de la República venían siendo constantemente derrotados por el mercado desde 2005.

El ímpetu para abordar dicho problema, “el cabezazo” de las últimas medidas o simplemente la suerte, parece que por fin acompañan a las autoridades locales para lograr sus objetivos. Sin embargo, algunas incógnitas que surgen actualmente y que impiden que el Gobierno pueda cantar victoria son: ¿Será que los niveles actuales son sostenibles en el tiempo? ¿Será que una vez mejoren los términos de intercambio del país no volverá la tasa de cambio nuevamente a su tendencia habitual? O simplemente, ¿será que lo que está ocurriendo a nivel internacional (fortaleza del dólar a nivel mundial, caída de emergentes, caída de precios de commodities, entre otros), hoy le está echando una mano al Gobierno, pero mañana quién sabe?

Creo que antes de cualquier conclusión, es necesario valorar que el Gobierno ha sido enfático en “ponerle el pecho” a este problema. Seguramente en unos meses la economía agradecerá el enorme esfuerzo que se está haciendo para atajar la revaluación de nuestra moneda. Y seguramente la tasa de cambio alcanzará niveles superiores a $1.950, pero a nuestra manera de ver, Colombia sigue siendo una historia exitosa que atraerá capitales y que hará que la tendencia de la tasa de cambio en el mediano plazo sea de revaluación.

*Francisco Chaves**Corredores Asociados. /