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La televisión que no se deja ver

Juan Carlos Gómez
09 de agosto de 2015 - 09:22 p. m.

Continúa el despilfarro de los miles de millones de pesos invertidos por los operadores públicos y privados en el despliegue de la televisión digital terrestre (TDT), pues actualmente muy pocos disfrutan de sus señales ya disponibles en el aire de manera gratuita.

La gente no sabe mucho de la TDT y de que para recibirla se requiere un decodificador o un televisor de características especiales. Muchas veces se adquieren equipos receptores que no sirven para el estándar de TDT que escogió Colombia para los canales de televisión abierta radiodifundida. Recientemente la SIC sancionó con multas de casi 2.500 millones de pesos a 15 empresas fabricantes, importadoras y comercializadoras de televisores, por no informar a los consumidores sobre su compatibilidad con ese estándar.

Sin embargo, la barrera más grande para la masificación de la TDT en Colombia es que los hogares no cuentan con la antena aérea necesaria para recibir la televisión abierta radiodifundida de manera gratuita, sin depender de los operadores de cable. Por eso hoy en día, cuando se incurre en mora, el operador de cable corta el servicio y el suscriptor se queda sin ver televisión, inclusive los canales abiertos. No debería ser pero, así sucede por falta de antena aérea en su hogar.

La Autoridad Nacional de Televisión (ANTV) ha hecho poco para incentivar el hábito de ver televisión sin depender de las redes de los operadores de cable. ¿Creyeron el cuento de que la televisión se acabó y que todo llega por internet? ¿Olvidaron que la televisión abierta es un servicio público y que el Estado debe garantizar el derecho a ver televisión sin tener que pagar por ello?

El año pasado la ANTV, en contra del derecho de los colombianos a ver televisión abierta de manera gratuita, legitimó a favor de los operadores de cable la ausencia de la antena aérea en los hogares y la dependencia que padecen los usuarios de las redes de cable.

Mientras tanto nos está dejando el tren del apagón analógico. Debería estudiarse el caso de México en donde, para incentivar la penetración de TDT, se han repartido gratuitamente casi 5 millones de televisores entre la población de bajos recursos.

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