Temas de gobierno

Augusto Trujillo Muñoz
30 de mayo de 2014 - 00:09 a. m.

Sigo echando de menos el tema de la descentralización y de la autonomía territorial en la actual campaña política.

Antes de la primera vuelta no fue mencionado por ninguno de los cinco candidatos a la jefatura del Estado ni, que yo sepa, por sus compañeros de fórmula vicepresidencial. A alguien le oí decir, un poco en su defensa: “Ese es un tema de gobierno, no es un tema de campaña”. Creo que es justamente al revés: Lo que no es tema de campaña nunca será tema de gobierno”.

La descentralización fue tan importante para la administración López Michelsen, que convocó la célebre “pequeña constituyente” para abocar su reforma. Por desgracia fue enterrada por la Corte Suprema de Justicia en una sentencia muy discutible y muy discutida. Fue el gran tema de la administración del presidente Belisario Betancur. Su ministro de Gobierno Jaime Castro presentó, gestionó y obtuvo la aprobación del Acto Legislativo que estableció la elección popular de alcaldes.

Fue, igualmente, un tema clave en los Acuerdos de la Uribe que se firmaron, en 1984, entre el gobierno y las Farc. Por eso no entiendo el absoluto silencio que sobre él se guarda en las conversaciones de La Habana. Fue también uno de los grandes temas de la Asamblea Constituyente. Por lo mismo tampoco entiendo que, después del 91, empezaran a producirse leyes re-centralizadoras, declaradas exequibles por la Corte Constitucional, en medio de la indiferencia de las entidades territoriales. La cuestión terminó confinada a la academia y al escenario de los especialistas.

Ojalá en los días que faltan se supere la política del insulto y se hable sobre descentralización y autonomía. En buena medida el conflicto colombiano es un problema de poder territorial. En otras palabras el manejo del post-conflicto pasa por la organización del territorio: los municipios, el autogobierno, las zonas de reserva campesina. Todo eso se puede manejar sin traumatismos y con imaginación, dentro de la Constitución vigente. Está bien que las conversaciones de La Habana sean entre el gobierno y las Farc, sin interferencias de terceros. Pero el post-conflicto es un problema de todos los colombianos.

Mientras escribo estas líneas me encuentro con la columna de Tatiana Acevedo, en este mismo diario, titulada “Descentralización, embustes y elecciones”. Tiene razón la columnista cuando menciona el tema de las regalías y las tensiones entre una visión tradicional y la necesidad de construir gobiernos de proximidad con la gente. El país no puede seguir haciendo la descentralización desde arriba. Hay que impulsar la autonomía territorial desde abajo para reconstruir con legitimidad unas instituciones de gobierno, y diseñar otras nuevas necesarias para manejar el post-conflicto.

Esos son temas gruesos de gobierno y por lo tanto tienen que ser temas gruesos de campaña. Es dramático el silencio que, sobre ellos, guardaron los cinco candidatos presidenciales. Los colombianos somos proclives a la improvisación. Pero quienes fungen como estadistas no pueden serlo. Y si es que vamos a hacer la paz, sobre el tema del post-conflicto no podemos improvisar.

*Ex senador, profesor universitario, @inefable1

 

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